En medio de un conflicto magisterial en Oaxaca que no se le ve solución inmediata, el maestro Francisco Toledo cumplirá 76 años el próximo domingo.

Comparte espacio en la exposición Afelpados junto a Sabino Guisu en la Bodega Quetzalli.

Ambos originarios de Juchitán, vivieron el conflicto magisterial de 2006, hoy cado uno tienen visiones diferentes de la situación que se vive en Oaxaca y en la parte sur del país.

En entrevista con EL UNIVERSAL, Toledo llama al diálogo en el que el ciudadano esté presente, que los acuerdos gobierno-magisterio sean público: Sabino, de 30 años, dice que en cualquier momento puede explotar la revolución.

[Toledo] ¿cómo han transcurrido sus últimos años con la tensión?

—No es bueno para la salud de los viejos. Es toda una situación: muertos en Nochixtlán, protestas, marchas, barricadas. Se vive casi en una atmósfera de guerra, es estresante.

Sabino, por la situación en la que se encuentran Oaxaca, Guerrero, Chiapas y viendo tu obra, ¿crees que pueda explotar la revolución?

—Esa pieza es de hace dos años; quería que estuviera en la exposición porque yo llegué a Oaxaca justamente en el movimiento de 2006; han pasado 10 años y así comenzó mi carrera, con una imagen de Oaxaca con una gran fumarola desde el cerro del Fortín, las calles llenas de tizne, camiones quemados; crecí viendo esas imágenes. Esa pieza tiene que ver con lo que sucede en Oaxaca y en todo el país.

Maestro Toledo, ¿qué hacer para terminar con esta situación?

—Nosotros los ciudadanos, los artistas, estamos fuera de las decisiones; la sociedad civil, aunque hemos querido participar, no nos aceptan en las mesas; estamos un poco en el aire y sin saber qué pasa, es muy criticable que no acepten los maestros y el gobierno que haya testigos ciudadanos para saber a qué arreglos llegan.

¿Para terminar con la tensión los maestros y el gobierno tendrían que ceder?

—No lo sabemos, hay que sentarse con ellos y hacer propuestas.

Sabino, ¿ves alguna solución al conflicto magisterial?

—Independientemente del diálogo, qué es lo más sano [para resolverlo], normalmente se trata de no perjudicar a la ciudadanía, pero esto es sólo la punta del iceberg.

En realidad el país padece de un cáncer que es casi terminal y que nosotros mismos no encontramos la forma de sanar; [la nación] está siendo acabada desde su propia gente por el egoísmo y la avaricia.

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