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El sacerdote Alejandro Solalinde Guerra consideró como un acto de prepotencia jerárquica, la actitud del arzobispo José Luis Chávez Botello, al suspender a dos sacerdotes que denunciaron actos de pederastia en la iglesia católica de Oaxaca.
"Es preparado, lo lamentable es que no haya tomado una actitud imparcial en el asunto y no apoye a quienes denuncien", comentó el activista.
Asimismo, salió en defensa del padre Manuel Arias Montes, acusado de violencia intrafamiliar, a quien dijo conocer desde hace 34 años y saber que ha actuado conforme al respaldo de los demás.
Recientemente el sacerdote Apolonio Merino, quien anteriormente denunció al cura Gerardo Silvestre Hernández del abuso sexual de niños indígenas, fue separado de su ministerio; al igual que el padre Ángel Noguera Nieto, a finales del año pasado.
"No tiene derecho de suspender a alguien que lucha por la justicia, los bautizados están consagrados y el hecho de que sea reprimido, es una prepotencia, es un desplante de un funcionario del Vaticano que Cristo no fundó", expresó Solalinde Guerra.
Agregó que esa es la mala tradición de los mil 400 años que tiene la iglesia montada.
Por otra parte, consideró que el mismo Chávez Botello ha polarizado la situación, ya que las víctimas esperaban recibir una palabra de aliento.
Aunque reconoció que el Arzobispo de Antequera viene de una corriente conservadora, lo calificó como una buena persona que ha tratado de incidir en la catequesis de los adultos.
Manifestó que el arzobispo puede renunciar, además ya cumplió con la edad ante la Arquidiócesis y por lo que tiene la opción de jubilarse para quedar como emérito.
cfe