Más Información
Pifia ortográfica se cuela en transmisión del debate sobre CNDH; “Dictamen a discución” pasa desapercibido en Canal del Congreso
Delegación mexicana va a la COP29 en Azerbaiyán; promoverá “política ecológica y ambiental humanista” de Sheinbaum
Piden a Sheinbaum estrategia contra promesas de campaña de Trump; “lo va a cumplir”, advierten académicos de la UNAM
estados@eluniversal.com.mx
El ex secretario de Turismo Rodolfo Elizondo consideró que lo mejor que podría pasar en Tajamar es que se cancele el proyecto, que la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) revoque las autorizaciones y que el Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur) indemnice a los inversionistas que adquirieron predios.
“¿Qué es lo mejor que podría pasar? Que revoquen los permisos, se retracten del proyecto por el efecto ambiental y que Fonatur liquide a los inversionistas. ¿Qué de dónde saldrá para pagarles? Pues ya que el gobierno está muy sobrado de dinero… ¡quién sabe qué pase! Fue un negociazo… quién sabe quién se quedó con la lana”, dijo en entrevista con EL UNIVERSAL.
Admitió que “el Consejo [del Fonatur] aprobó [el proyecto Tajamar] porque nos parecía que era un plan necesario para Cancún, pero la decisión y gestiones para retomar el proyecto fueron responsabilidad de John McCarthy”, su entonces director.
Cuestionado sobre el ex funcionario, quien debía garantizar la calidad y veracidad de los estudios que Fonatur entregó a la Semarnat para conseguir la autorización, respondió:
“Quien debió haberlo visto a detalle, en todo caso, fue John McCarthy; no es que le eche la culpa, pero debió estar atento y revisarlo con lupa”.
El también coordinador político de la campaña de Vicente Fox a la Presidencia, e incluso su vocero hasta 2003, reveló que no apoyó proyectos impulsados por Fonatur —dependiente de la Secretaría de Turismo—, como la Escalera Náutica.
“Me opuse al proyecto. Siempre supe que sería un fracaso, pero McCarthy creía lo contrario y el presidente ‘bendijo’ las obras.
“La Sectur tenía un poder muy débil dentro del gabinete. Un papel muy disminuido de operación. Fonatur pervirtió sus funciones y se convirtió en una agencia inmobiliaria. Yo estaba en total desacuerdo porque su función era buscar entidades de desarrollo”, afirmó.
Elizondo Torres, quien fue secretario de Turismo los tres últimos años del sexenio de Fox (2000-2006) y los seis en la gestión de Felipe Calderón (2006-2012), aseguró que se ha pretendido hacer de Malecón Tajamar un problema político.
Reconoció que funcionarios foxistas expidieron mal los permisos y los calderonistas extendieron prórrogas en lugar de revisar y anular las autorizaciones; el gobierno de Enrique Peña Nieto está obligado a no repetir el error, señala.
“Quién sabe qué ‘tarugadas’ hicieron. Como secretario de Turismo yo presidía el Consejo [de Fonatur] y le garantizo que nada se hizo sin el aval de la Semarnat. Todo se le consultó [...] ahora que si ellos autorizaron mal, pues…”, señaló respecto a lo ocurrido en el periodo foxista.
Sobre el papel del gobierno de Calderón, cuando Semarnat expidió las prórrogas —en 2009 y en 2011— , expresó: “Pienso que como ya había permisos, quizá se les hizo fácil dar prórrogas. No sé. Pero si Semarnat se equivocó, si Fonatur se equivocó, en lugar de estar echando culpas, que corrijan, que el gobierno eche atrás los permisos”, señaló tajante.
El antecedente
La historia de permisos y actividades en Malecón Tajamar inició en la administración del presidente Carlos Salinas de Gortari (1988-1994).
En febrero de 1989, Fonatur ingresó el aviso de proposición de acción para el proyecto Marina San Buenaventura y el documento entró a evaluación el 19 de junio de 1992.
El 5 de agosto de ese año, la extinta Secretaría de Desarrollo Urbano y Ecología emitió el oficio 410-0372 para el proyecto Malecón Cancún, con una vigencia de dos años.
En el sexenio de Fox se retomó el proyecto y se sometió a evaluación de impacto ambiental ante la Dirección de Impacto y Riesgo Ambiental encabezada por Ricardo Juárez, quien expidió la autorización en 2005. El cambio de uso de suelo en terrenos forestales se extendió en 2006.