Desde las 19 horas de este lunes, Verónica, Diana, Diego y Lupita llegaron desde Tototlán, Jalisco, a las afueras del estadio Morelos, en Morelia, Michoacán, donde el papa Francisco sostendrá un encuentro con jóvenes; traen sacos de dormir y cobijas para hacer guardia ahí, hasta las 7 de la mañana, hora en que se abrirán las puertas.
“Venimos con otros compañeros en varios camiones, ellos se quedarán a dormir en los autobuses en el estacionamiento Bicentenario, pero nosotros nos adelantamos”, señala Diego.
Entre el estacionamiento y el estadio hay al menos 7 kilómetros y –explica Lupita– decidieron recorrerlos para ser de los primeros en entrar y lograr un lugar lo más cercano posible al Papa: “tenemos boletos de la zona anaranjada, pero a ver si se les nubla la vista a los de la puerta y nos dejan entrar hasta la zona rosa”, bromea la joven.
La noche ha caído en Morelia mientras los cuatro jóvenes se detienen en el acceso 6 para preguntar por donde es la entrada a la zona que les corresponde y uno de los guardias los manda a buscar un poco más arriba, a la siguiente puerta.
Caminan por la leve pendiente hacia el próximo acceso y Diana y Verónica reconocen que les daba un poco de miedo venir a Michoacán la violencia y las cosas que saben de este estado, “pero son más las ganas de venir a ver al Papa”, dice una de ellas.
Al llegar a la siguiente puerta, sólo un joven más hace guardia frente a ella, es Luis Fernando Trujillo que vino de "mochilazo" desde Guadalajara, cargando consigo únicamente un sleeping, una botella de agua y comida para pasar la noche.
Llegó desde la una de la tarde a Morelia, ni siquiera tenía un boleto, planeaba ver al obispo de Roma en la Catedral pero en una parroquia cercana a la ciudad le regalaron una entrada al estadio.
"Yo no pensaba tener ni oportunidad de entrar al estacionamiento y pues me regalo un señor un boleto y me pareció muy buena onda. Llegue y empecé a preguntar, me dijeron que ya no había, pero una chava me dijo que los últimos boletos los estaban dando en una parroquia cerca de la Catedral, no recuerdo cómo se llama, y fui y me esperé con un grupo de personas y ya salio un señor. Le conté que venía de mochilazo y que tenía muchas ganas de ver al jefe de nuestra Iglesia, escuchar su mensaje. Se metió otra vez al templo, salio y me dijo: 'ten te regalo el mío'", relató.
Luis tiene 19 años, es parte del grupo juvenil de la Parroquia del Sagrado Corazón de Buenavista, Jalisco, no le importa pasear la noche a la intemperie con tal de tener un buen lugar, pues considera que a la juventud le hace falta escuchar el mensaje de una "persona sabia" como es el papa Francisco.
Mientras estos jóvenes se disponen a pasar la noche frente a las rejas que los separa del estadio, en el estacionamiento de la Unidad Deportiva Bicentenario, entre decenas de autobuses, varios de sus compañeros forman un círculo para jugar al “fajo”, una versión adolescente del juego “Doña Blanca”.
El espacio, donde ya se han instalado vendedores de playeras, atole, tamales, papas, banderas y demás, se ha convertido en algo similar a un sitio de recreo donde grupos de jóvenes se reúnen para conversar y divertirse.
El sacerdote Miguel González Peña, quien acompaña a uno de estos grupos, explica que pasarán la noche en los camiones y a las 5 de la mañana saldrán en procesión hasta el estadio para tomar sus lugares y esperar al jerarca católico.
A unos cuantos autobuses de distancia, Karen González y César Rivera conversan con sus amigos, han llegado de Zitácuaro y esta –dicen– es una oportunidad única: “Es una gran bendición y aunque es cierto que no viene a arreglar los problemas del país, viene a traer gracia a Michoacán”, indica César.
Un poco más allá, Deyanira Gómez, que viene con un grupo de jóvenes de la diócesis de Tula, Hidalgo, comentó que dormirán unas cuantas horas y alrededor de las tres de la mañana se dirigirán al estadio José María Morelos y Pavón, donde harán fila para tener buen lugar en el evento.
"Esperamos que nos dé un mensaje que podamos llevar a los demás jóvenes, o algunos consejos para que podamos llevar la paz hacia los demás, o cómo podemos llevar a Cristo a nuestras escuelas y comunidades", comentó Deyanira sobre sus expectativas del encuentro de mañana.
afcl