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Frente al Océano Pacífico se erige una construcción monumental, tan grande que bloqueará un tramo de vista al mar. Eso será cuando el llamado Museo Caracol de la ciudad de Ensenada abra sus puertas al público.

El recinto es un rectángulo de concreto de más de 6 mil metros cuadrados que se erige sobre el malecón del puerto localizado en Baja California. Es un edificio blanco con ventanales de vidrio que desde hace ocho años permanece desolado.

Sin embargo, pocos saben qué será ese edificio que se encuentra en construcción desde que Ernesto Zedillo era presidente, cuando estalló la huelga en la UNAM o desde que mataron a Paco Stanley.

Fue a finales de 1998 que inicio la edificación de esta obra construida con fondos del gobierno federal y estatal.

La “ballena blanca”. Cuando se le pregunta a un ensenadense qué es o qué será el edificio blanco localizado en el muelle, levantan los hombros.

Dicen que tiene forma de una ballena varada en la arena. Aunque hay otros que responden que tiene forma de elefante: “Un gran elefante blanco”.

Según información de su portal de internet, el sitio sería líder en el ramo de la divulgación científica y la tecnología.

María Antonia Martínez, directora del Museo Caracol, admitió que la verdad “sí se han tardado”. Sin embargo, la construcción de un museo de ese nivel no es cosa fácil, explicó.

La inversión total del museo asciende a 153 millones de pesos en un terreno de 2 mil 657 metros cuadrados. El 53% ha sido costeado por el gobierno federal y 43 % por el gobierno del estado. Así  ya han pasado tres presidentes y el museo sigue recibiendo dinero; la fecha de inauguración aún es incierta.

En 2014 recibió una aportación de 12 millones de pesos por parte de la Secretaria de Turismo federal encabezada por Claudia Ruiz Massieu.

Mientras, el museo renta  tres salones para bodas y festejos.

Garita sin paso. Para ingresar a México desde California, Estados Unidos, hay que frenar abruptamente porque la carretera que conecta ese país desaparece sin aviso alguno, además de tomar una curva de 90 grados que descontrola a los conductores que se aventuran a circular por ahí.

El olor a llanta quemada anuncia que se ha llegado a la Garita Internacional para ingresar a México El Chaparral, como la nombró el ex presidente Felipe Calderón.

La nueva entrada a México fue inaugurada el 1 de noviembre de 2012, y se convertiría en la última obra de infraestructura que Calderón inaugurara.

La obra duró sólo 10 meses y se realizó en año electoral. La garita contó con una inversión de 265 millones de pesos, más la infraestructura en puentes y complementos que superaron los mil millones de pesos.

La Secretaría de Comunicaciones y Transportes construyó cuatro puentes vehiculares, de dos carriles cada uno, que sustituían al actual Puente México (la antigua garita), “para propiciar el flujo vehicular de manera ordenada, rápida y segura”.

Los cruces de Estados Unidos a México tendrían que tardar de tres a cinco minutos a Tijuana en días normales, y 10 minutos los viernes en horas pico.

La realidad. “Por extraño que parezca, nosotros estamos terminando primero y terminaremos primero lo que acordamos con los americanos”, dijo Calderón al inaugurar la nueva entrada a México sin que Estados Unidos hubiese iniciado la construcción para conectar la obra desde su país.

Desde 2012, el gobierno de Estados Unidos manifestó que podría empezar la obra pronto, sin embargo, la fecha no es clara. Mientras tanto la antigua entrada a México, que se localiza a un costado de El Chaparral, fue deshabilitada y sirve como estacionamiento para las autoridades aduanales.

La curvatura de 90 grados, lejos de disminuir los flujos fronterizos, ha provocado que en horas pico la entrada a México se extienda hasta una hora. Mientras que por el mega puente peatonal que construyó Calderón nadie puede cruzar por que no se conecta con otro puente en Estados Unidos.

Nuevos planes. Pero hay nuevos planes para la garita más transitada del mundo: la instalación de una obra escultórica monumental llamada Puerta de las Américas, justo en medio de los 22 carriles para ingresar a México, punto donde confluyen miles de vehículos y se genera el cuello de botella.

Coordinada por el Colegio de la Frontera Norte, se instalara en El Chaparral.

Sera diseñado por el escultor Sebastián, y “simboliza un poderoso punto de atracción de todos los flujos del continente, haciendo a través de su forma la metáfora de un nudo voluntario y creativo, que permite a las sociedades coincidir de manera acordada y sin tensiones”.

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