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estados@eluniversal.com.mx
En el corazón del estado se yergue altivo, encumbra su torre y comparte orgullo arquitectónico con una cúpula estilo árabe. Su imagen externa es portentosa, aunque sus entrañas estén derruidas por el abandono y la displicencia oficial.
Muchos recuerdan la última vez que la Plaza Bicentenario lució su cara iluminada para el sexto informe de gobierno de Héctor Israel Ortiz Ortiz, (2005-2011), creador de este edificio.
La mayoría se quedó con esa imagen porque desde entonces, dicen, fue condenado al abandono por el gobernador Mariano González Zarur (2011-2016), aunque una auditoría de 2012 practicada por la actual administración, exhibe presuntas irregularidade aplicables del ex gobernador Ortiz.
La rivalidad entre González y Ortiz se acentuó y, según el segundo, nunca platicaron sobre las obras relevantes como la Plaza Bicentenario, aunque el gobernador saliente asegura que entregó toda la documentación de la obra.
En marzo de 2014, durante la inauguración de la 33 Feria Internacional del Libro, Mariano González dijo que su administración no tenía recursos para poner en funcionamiento la plaza y de paso reforzó su desdén por el edificio. “Ya hubiera yo visto cómo arreglamos este edificio que no tiene una traza muy tlaxcalteca, ni de la Colonia, ni ese tipo de cosas”, declaró a la prensa.
Héctor Ortiz explica ahora que los trazos arquitectónicos de la Plaza del Bicentenario son expresiones del arte mudéjar, de origen árabe, como los que tiene la capilla abierta de Tlaxcala y el Convento Franciscano en una de sus techumbres.
Fallas estructurales. En el último año de su gobierno, Héctor Ortiz logró que el presidente Felipe Calderón le diera recursos por los excedentes del petróleo para la construcción de la plaza en una superficie de casi 10 mil metros cuadrados. En ese lugar había una escuela primaria que fue demolida porque, según el ex gobernador, estaba “a punto de caerse”.
La edificación de la plaza se realizó en aproximadamente siete meses y según el programa, tendría un teatro con capacidad para mil 500 espectadores, una plaza pública, estacionamiento cubierto para 300 autos, museo, salas para exposiciones, para danza y un ágora como los teatros griegos.
El responsable de la obra fue José Luis Ezquerra, experto en arquitectura mudéjar, reconocido por construcciones como el complejo turístico Las Hadas, en Colima. Por su diseño cobró al menos 5 millones de pesos, dice el ex gobernador Héctor Ortiz.
“No tengo los números exactos del costo de la obra, pero fue asignada con los procedimientos de la Auditoría Superior de la Federación, por ser recursos de ese rubro. Se justificó todo conforme a la Ley, de modo que no ha habido ningún motivo para que exijan responsabilidad alguna”, dijo Ortiz.
Sin embargo, el gobierno estatal practicó una auditoría en 2012 a través de la Contraloría del Ejecutivo, y encontró que el presupuesto para la Plaza Bicentenario inconclusa fue de alrededor de 400 millones de pesos.
En un reporte oficial se subraya que el gobierno de Ortiz Ortiz pagó obras no ejecutadas por un monto de 118 millones 320 mil 840 pesos, mientras que los estudios y proyectos cubiertos a las empresas Tada Arquitectos S.C., por un importe de 2 millones 337 mil 372 pesos, y a Ezquerra y Asociados S.C., por 11 millones 505 mil 652 pesos, no fueron concluidos.
“De entre las deficiencias en la ejecución de la obra destacan: concreto insuficiente, conexiones típicas en la estructura metálica inaceptables, deficientes ligas en contra trabes, juntas constructivas indefinidas, adaptación de proyecto en campo que provoca torsiones, y faltantes de trabes de liga”, afirma el gobierno de González.
En julio pasado el contralor del Ejecutivo, Hugo René Temoltzin Carreto, también enumeró otras “irregularidades” como la adjudicación de obras por “invitación” y la falta de planos de diversas instalaciones básicas del edificio. Hasta ahora se desconoce algún procedimiento en contra de los ex servidores del periodo 2005-2011.
Ortiz Ortiz afirma que la obra sigue fuerte y ha resistido los embates de los sismos, pero el presidente de la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción (CMIC), delegación Tlaxcala, Delfino Chamorro Macías, afirma que hasta en tanto no se tenga una certeza sobre su seguridad estructural, la plaza no debe ser abierta al público.
Pista sin patinaje. Sobre la superficie otrora cicatrizada por patines y patinetas en competencias estatales y nacionales, nada queda. Ahora esa cancha, construida especialmente para la Olimpiada Nacional 2006, parece un gran charco de agua, y sobre sus muros se leen los nombres de las pandillas que tienen el control del espacio.
Es el patinódromo que visitó el ex director de la Conade, Nelsón Vargas, en febrero de 2006 cuando firmó con el gobernador Héctor Ortiz un convenio de colaboración para ser anfitriones de las competencias de patinaje en el complejo “Emilio Sánchez Piedras”, de Apizaco, donde se encuentra la pista.
En mayo de ese año arrancó la olimpiada y terminó el 4 de junio y siguió alojando a los deportistas hasta marzo de 2014, cuando los representantes del Instituto del Deporte de Tlaxcala anunciaron que la pista sería sede de encuentros interestatales rumbo a la Olimpiada Nacional. Desde entonces la superficie de concreto está abandonada y, según el edil de Apizaco, Jorge Luis Vázquez Rodríguez, no hay planes para invertir en su mantenimiento.
“Pues realmente el patinódromo no es el ancla del área (del complejo deportivo), lo que ahí es trascendental es la plaza de toros, el auditorio, el complejo deportivo de la parte de arriba”.
Indicó que por el momento no hay planes para echarlo a andar nuevamente: “Viene un gran presupuesto para mejorar esta área y hay dineros que se le invertirán al ‘bueno’; a éste [patinódromo] sería imprudente y un gasto innecesario”, afirma el edil.
jram