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Nayarit.— Hilario Ramírez Villanueva, Layín, apadrinó y pagó este sábado la primera boda religiosa entre personas del mismo sexo que se realizó en Nayarit; desde finales de julio pasado, la pareja conformada por Salvador Cordero Hernández y Miguel Ángel García Montaño, de 27 y 28 años, respectivamente, fueron quienes buscaron al edil para que los apadrinara y éste aceptó comprometiéndose a poner “un traguito, un taquito y un ruidito”.
La ceremonia fue oficiada por el obispo de la diócesis de Curas Sanadores, José Manuel Carmona, congregación que ha unido a una docena de parejas del mismo sexo.
La fiesta pagada por Layín fue para 300 personas y él mismo corrió invitaciones a través de su cuenta de Facebook “Mi felicitación a Omar y Miguel por su boda civil. Les deseo lo mejor en la vida. Los esperamos en el festejo a las 7:00 en el casino los Naranjos. El taquito, traguito y ruidito yo lo invito”.
El día que Hilario Ramírez aceptó apadrinar a esta pareja, hizo una defensa de las personas homosexuales y criticó la discriminación que todavía padecen en muchos sitios: “La homosexualidad no se contrapone con la espiritualidad. Las personas homosexuales que consideren importante llevar una vida religiosa, que les provea de paz, pueden y deben hacerlo si ello les da felicidad. Mi absoluto respeto para ellos, su preferencia sexual y su afinidad religiosa, es un derecho y cada quien encuentra paz y felicidad a su manera”, dijo.
El Congreso de Nayarit aún no modifica su Código Civil para legislar el matrimonio igualitario, sin embargo, la boda entre Cordero Hernández y García Montaño es la octava por la vía civil en el estado y la primera bajo una ceremonia eclesiástica.
Tras la ceremonia de este sábado, el polémico edil aseguró que apadrinaría a todas las parejas homosexuales que deseen casarse.
El edil de San Blas saltó a la fama cuando durante su campaña para ocupar de nuevo el puesto de presidente municipal de San Blas —esta vez por la vía independiente— admitió que en su anterior gestión había robado poquito, pero —aseguró— lo que robaba se lo daba a los pobres.
