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estados@eluniversal.com.mx
Chihuahua .— El único policía municipal que quedaba en el ayuntamiento de Guadalupe fue asesinado ayer, con lo que se repite la historia de muerte a quienes pretenden brindar seguridad en esta zona en la que el crimen organizado asentó sus operaciones de trasiego de drogas hacia Estados Unidos.
Joaquín Hernández y su hijo de 14 años fueron acribillados por un grupo de hombres armados cuando viajaban en una patrulla; otro varón que los acompañaba resultó lesionado.
El oficial era, en ese momento, la totalidad de la Policía Municipal, toda vez que, hace dos semanas, el director de la corporación, Máximo Carrillo, fue asesinado a golpes, tras lo cual renunciaron los agentes que quedaban.
Hernández quiso seguir, a pesar de que en los últimos años han sido varios agentes y directores de seguridad asesinados en la región. Por unos días fue el único policía municipal en Guadalupe, municipio cuya superficie es mayor que la del estado de Aguascalientes, pero con apenas dos mil habitantes, cuando en 2008 vivían ahí 20 mil.
Según la Fiscalía, el ataque contra el agente y su hijo ocurrió a menos de medio kilómetro de la línea divisoria con el vecino país del norte.
Municipio con historia de muerte. En 2010 fue asesinado, en Juárez, el alcalde de Guadalupe, Manuel Lara, quien había declarado que enfrentaría al crimen organizado y que no le permitiría operar en su demarcación.
Ese mismo año toda la Policía Municipal renunció y fue una mujer la única que quiso seguir adelante: Erika Gándara. Pero su valentía tuvo consecuencias: la secuestraron y su cuerpo fue hallado hasta un año después en estado de descomposición.
La Fiscalía informó que desde hace semanas tiene un despliegue de agentes ministeriales para atender la falta de municipales.