Más Información
Embajada de EU en México continúa capacitaciones a INM en migración; estamos orgullosos de apoyar, dice
De la Fuente alerta por tráfico ilícito de bienes culturales; Gobierno recupera 220 piezas arqueológicas
Reforma “ternurita”: Imjuve lanza campaña para promover elección judicial; “ellos nos salvarán del neoliberalismo”
Guanajuato, Gto.- El estruendo de las campanas de la capilla de San José del Terrero se mezcló entre el llanto y los gritos desgarradores de dolor.
En siete ataúdes estaban los cuerpos de los vecinos del pueblo fulminados por un rayo.
Pánfilo Aguilera enterró a su esposa Ana Cristina Ramírez Calvillo, a tres de sus seis hijos, Evelia (19 años), Juan Diego (14 años) y Miriam Guadalupe (5 años), a sus cuñadas y sobrinos, Lina Aguilera Calvillo (44 años), Alfredo Chagoya Aguilera (9 años), y Marlen Ramírez Calvillo (3 años).
“Estamos muy tristes, ¡pobre de mi hijo!”, lamentó Paulina Aguilera, madre de Pánfilo.
Hombres y mujeres unieron sus fuerzas para cargar en hombros los féretros, dos en color caoba y cinco blancos, de “los angelitos”.
Habitantes de comunidades ancladas en la Sierra de Santa Rosa se congregaron al medio día de este lunes en la capilla Santa Cruz de Lourdes para despedir con sus oraciones a la familia Ramírez que la tarde del viernes pasado fue alcanzada por un rayo cuando se protegían de una tormenta bajo un huizache en la zona de cultivo de El Encinal.
Familiares y vecinos de los fallecidos tuvieron que acomodarse en el exterior del recinto ante la falta de espacio. Ahí estaba Nieves Victoria Ramírez Calvillo, de 26 años, y su hijo de ocho años, Javier Ramírez Calvillo, que fueron golpeados por el rayo y lograron sobrevivir.
En misa, el cura Rafael Ramírez Frausto resaltó la expresión de solidaridad de los habitantes del Mineral de la Luz, Llanos, Santa Ana, Los Lorenzos, La Palma y Terreros, que se unieron a la dolorosa pena en oración y con la cantidad de 10 mil pesos para la familia.
Terminada la celebración religiosa avanzaron dando consuelo a los deudos.
A la distancia se observaba la columna humana, los féretros uno tras otro, entre ellos sobresalían sombrillas en distintos colores y la banda de viento. El termómetro marcaba 27 grados centígrados.
Crispín Castillo, delegado de la comunidad El Terrero, iba al frente del cortejo por un camino de terracería que los condujo al panteón de la localidad colindante, Rosita de San Juan, en donde las siete víctimas rayo recibieron cristiana sepultura.