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Buenos Aires.— Las cosas más insignificantes de la vida cotidiana cambian diametralmente en prisión: tu canal de televisión favorito, una golosina a media tarde, meterte descalzo a la regadera con largos baños de agua caliente. Tras las rejas, un chocolate o un cigarro pueden desatar, como nos ha mostrado Orange is the new black, las más curiosas competencias.

Más allá de eso, la serie basada en el libro de Piper Kerman y llevada a Netflix por Jenji Kohan es un abanico de sentimientos que, como dicen Selenis Leyva (Gloria Mendoza) y Jackie Cruz (Marisol, Flaca González), van desde lo más hermoso hasta lo más atroz del ser humano, lo desnuda y sólo hubiera sido posible en manos de las mismas mujeres (que son mayoría en la producción) porque, de acuerdo con Leyva, son más cuidadosas.

“Ya era tiempo, qué bueno que Netflix dijo ‘sí, vamos a lanzar esto, vamos a enseñar historias de mujeres que son bellas, no bonitas, sino gorditas, flacas, latinas, de todas; era ya tiempo y eso solamente se pudo hacer en Netflix porque estamos tocando temas que si estuvieran en los canales normales de televisión no serían reales”, dijo la actriz que da vida a Gloria.

“En primer lugar no se iba a hablar del LGBT, no se iba a hablar de cosas feas, todo el mundo iba a tener bilé, no iba a ser lo que es. Es muy poderoso, es sentir el poder de la mujer y eso ha ayudado a que esta serie se haya cuidado tanto, porque la mujer siempre es más maternal y nos cuidamos y cuidamos esta serie, yo la protejo mucho”.

En la prisión de mujeres en la que se desarrolla la historia aparece un personaje transgénero, Sophia Burset (Laverne Cox), con quien Gloria tiene fuertes escenas.

“Han sido muy difíciles porque tengo una hermana transgénero (en vida real, llamada Marisol), porque quiero mucho a Laverne y porque peleo mucho por la comunidad transgénero y nunca diría las cosas que tuve que decir en la serie; pero es necesario llevarlo a lo más brutal de honestidad para comenzar las conversaciones”. Adelantó que en la cuarta temporada que se estrena este 17 de junio habrá una escena muy importante entre Gloria y Sophia “No hubo muchas palabras pero eso para mí fue muy fuerte”.

Tras las rejas. La serie, que tiene asegurada hasta la séptima temporada se vuelve cada vez más compleja para las actrices que de pronto no pueden despegarse tal fácilmente de las emociones de sus personajes.

Selenis recordó junto a Jackie Cruz el episodio en el que grabaron 24 horas seguidas y se sintieron de verdad como en una prisión. Pero siempre tras los largos periodos de grabaciones hay una voz en la producción que se levanta al sonar el corte para decir “¿Quién quiere un trago?” Luego se van al restaurante mexicano enfrente del set para “desnudar las emociones”.

Jackie, de origen dominicano, opinó: “Ahora que viene gente nueva va a haber mucho conflicto. Muestra muchas formas del ‘ser latino’, yo creo que eso nunca se ha visto porque fue difícil para las latinas y todavía es difícil. Ahora nos están dando una voz y necesitamos más escritores que aprendan de Orange is the new black”.

Afortunadamente el elenco ha tenido oportunidad de construir sus personajes junto a los escritores pues a la hora de retratar a los latinos se tiene que ser muy específico, dependiendo de donde vengan, como ocurrió con el personaje de Jackie.

Flaca es de México y yo quería ser auténtica, quería sonar mexicana porque yo soy dominicana. Hablé con mi amiga que es de Jalisco (de donde es Flaca) porque quería que fuera perfecto. Ella me enseñó y resultó que todo lo que estaba en el guión en español estaba mal escrito. No estaba como lo diría una mexicana”

En cuanto a Selenis, los productores se acercan a Gloria para redactar sus diálogos y hacerlos más real. “Hicieron lo mismo con la santería, yo dije ‘esto es una religión y hay que respetarla’. Buscaron un santero que vino e hizo el altar, todo era auténtico”.

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