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El actor Ben Kingsley es experto en hacer intemporales a los grandes personajes históricos. Ha sido Gandhi, Moisés, Lenin o Pericles y ahora se transforma en el visir Ay, el poder en la sombra del faraón Tutankamón, en una nueva miniserie.
“Desde el Antiguo Egipto todo ha cambiado y nada ha cambiado. Seguimos los mismos patrones de comportamiento. Los celos, el poder, la traición o la lealtad están en nuestro ADN. Las pasiones humanas son las mismas desde hace 4 mil años”, dice el ganador de un Óscar y caballero de la Orden del Imperio Británico en entrevista.
Kingsley, que ha trabajado con grandes directores como Steven Spielberg, Martin Scorsese o Roman Polanski y es uno de los actores más reputados de la actualidad, se define a sí mismo como un “contador de historias”.
“Me siento obligado a contar historias, no sé el porqué, pero es así. Leo muchos guiones a la semana. A la hora de elegir no me importan tanto el personaje como el guión, el director, los actores con los que voy a trabajar”.
Intrigas, batallas épicas, relaciones incestuosas y grandes dosis de exotismo son los principales ingredientes de Tutankamón, una ficción que trae al espectador contemporáneo la vida del faraón más joven del Antiguo Egipto.
Subió al trono con sólo 9 años, pero el control de su reino estaba en manos de su círculo más cercano, encabezado por el visir Ay, junto con el general Horemheb y el sumo sacerdote Amón.
Las tensiones políticas se desatan cuando Tutankamón alcanza la adolescencia —interpretado por Avan Jogia— y descubre que sus habitantes viven en la pobreza más absoluta, lo que le impulsa a encontrar la manera de hacer suyo el poder de facto.
“Ay es el poder en la sombra, un hombre muy importante que acabó siendo él mismo faraón. Su gran habilidad es convencer a todo el mundo de que dice la verdad. Es un superviviente político y, en ese sentido, muy actual”, describe Kingsley.
Kingsley encuentra ciertos paralelismos con el mundo contemporáneo. “Estaban completamente fascinados con la idea del despertar de la tumba. Nosotros tenemos nuestra propia versión de la inmortalidad, con los avances médicos”, apunta.
Tutankamón murió en misteriosas circunstancias, sin dejar hijos varones, y fue Ay quien le sucedió en el trono. Unos investigadores creen que fue la malaria, otros hablan de problemas de salud congénitos y algunos apuntan a un asesinato.
La serie se estrenó en Estados Unidos el verano pasado.
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