Más Información
christian.leon@eluniversal.com.mx
El circo no ha muerto, sigue vivo, andando y buscando continuar con la tradición espectacular itinerante, y para muestra la nueva temporada que la compañía Atayde Hermanos ofrece en la Ciudad de México.
La noche de este jueves la capital vivió un momento particular; las luces, las pancartas de show y el clásico sonido de un circo se volvió a escuchar, esta vez venía distinto.
Tras dejar a los animales fuera de estos shows, los circos —muchos de ellos— tuvieron que cerrar, otros como Atayde tenían claro que, si querían continuar, se tenían que renovar.
La Carpa Astros fue el lugar en el que trapecistas, magos, malabaristas y demás artistas circenses se dieron cita una vez más para hacer reír y disfrutar a las familias mexicanas.
Uno que otro distraído infante preguntaba a sus padres que a qué hora saldría el elefante o el león, los padres repondían que “esos circos ya no existen, sólo están en la televisión”.
Para Celeste Atayde, actual gerente general del circo, abrir de nuevo el telón los ha traído a la vida y esperan que ellos con su show también puedan hacer que la gente se interese por un espectáculo sin animales.
“Es complicado que de la noche a la mañana quieras que el público se adapte a ver un espectáculo distinto, por muchos años los animales fueron las estrellas de los circos y ahora que ya no están, tenemos que apostarle a los demás actos, hacer que sean especulares y asombrosos, sólo así haremos que la gente cambie de percepción”, destacó.
Tres años tuvieron que pasar para que esta compañía (que lleva cuatro generaciones de artistas) volviera a levantar la carpa; en ese mismo tiempo entró en vigor la ley que protege a los animales.
El renovado espectáculo que estará en la carpa Astros hasta el 6 de agosto con shows diarios cuenta con números nuevos entre los que se incluyen malabaristas, espectáculos de pole dance, cintas aéreas, parodias y hasta shows de stand up.
Uno de los números que más lograron encantar a los asistentes en la noche de estreno fue el de dos acróbatas que hacen suerte sobre dos motocicletas dentro de una esfera.
