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La eterna lucha del hombre por domar a los animales, ese afán de demostrar su superioridad, la inocencia de un niño pequeño y el espíritu libre de un caballo que no quiere ser domado es un poco de lo que la puesta en escena Caballo Blanco retrata en el escenario del Teatro El Milagro, con ayuda del laboratorio de las máscaras. “Es como un canto a la libertad, trata de un caballo que rechaza ser domado por un caballerango y un niño que se prende con él”, platicó en entrevista Patrick Pasquier encargado de realizar las máscaras que dan vida a la obra.
Cuatro actores en escena se transforman ante los ojos del público en los personajes que Alicia Martínez Álvarez, directora, ha creado para esta propuesta dirigida a toda la familia. “Es una obra inspirada en una película francesa que se llama Crim Blanca y cuando vimos esa película la directora se súper emocionó, le encantó. Lo que le gustó mucho es que es como un canto a la libertad”, comentó Pasquier, quien también se ha desarrollado como director de arte en cine.
Fernando Huerta Zamacona y Edgar Alonso (Caballo Blanco), Martín Pérez (Abuelo Lencho), Alberto Cerz (niño Folco) y Daniel Loyola (caballerango) e Indira Pensado crean un paisaje sonoro entre galopes y zapateados en un reencuentro con la comedia del arte. “Las máscaras en la comedia del arte tienen los ojos del actor muy visibles, entonces ella (la directora) apostó por reencontrarse con la comedia del arte, menos el caballo que decidimos al último crearle una mirada fija para separarlo de los otros: es un caballo, no es un humano”, platicó Pasquier.
Además de las máscaras, para este montaje los actores han desarrollado todo un trabajo corporal para así llevar al público unos personajes más creíbles en los que la expresividad sea completa.
La puesta en escena se puede disfrutar los sábados y domingos a la una de la tarde hasta el 18 de diciembre en el Teatro El Milagro en la Ciudad de México.