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No sólo el narcotráfico es una amenaza para los empresarios que se dedican a programar conciertos, también lo son la inseguridad que se vive en las carreteras del país y la violencia por riñas que de pronto se genera en los lugares de recitales.

En entrevista con EL UNIVERSAL, empresarios y promotores accedieron a contar anécdotas vividas, pero guardando el anonimato.

“Es difícil tomar tantas medidas de seguridad, los artistas van sacando para cumplir con las nóminas de sus empleados, los pagos de los músicos, los traslados, es difícil que tengamos un equipo que se dedique a ella (la seguridad)” dijo uno de ellos.

En 2007, luego de un baile en el Estadio Morelos, en Michoacán, el vocalista de K-Paz de la Sierra, Sergio Gómez fue secuestrado, torturado y asesinado por el crimen organizado, acontecimiento que afectó a los grupos.

“Cuando lo asesinaron todos los grupos y bandas dijeron que no iban a Michoacán y dejaron pasar un tiempo, hay lugares que por eso ya no se promueven”, dice una fuente.

“Tamaulipas y Michoacán han sido lugares inseguros para los músicos, hubo un momento que Nuevo León fue terrible” comparte.

Hace tiempo, relata otro promotor, hubo un evento al que estaban invitados varios artistas en Monterrey y uno de ellos no llegó, por miedo.

“Como a las nueve de la noche salí a tomar aire ya en el lugar y estaban vacías las calles, de repente vi varias cabezas formadas y eran militares, se metieron al lugar pero así como entraron salieron”, contó.

Los empresarios cuentan que en las fiestas patronales y palenques les ha tocado ver a gente tomada tornándose violenta en pocos minutos.

“Trabajé con la Banda Machos y hubo un evento en Calpulalpan (Tlaxcala) para la que la contrataron, pero no pudo llegar por un accidente. Cuando se anunció eso, la gente se enardeció y acabó con todo, destrozaron el audio con un valor de dos millones de pesos fue terrible”, abordó un empresario.

¿Cómo saber que en las contrataciones no hay dinero del narco? “Es imposible, coinciden los promotores consultados. “Si a un narco le gusta determinado grupo va y lo busca, por eso muchos se van rápido al terminar sus presentaciones, por miedo a que los levanten”, expresa uno de ellos.

Lupillo Rivera vivió, hace unos meses, una situación así al terminar un concierto. El cantante fue a Petlalcingo, Puebla y de regreso a la Ciudad de México fue interceptado con su equipo de trabajo. Se llevaron al mánager y chofer, pero él logró escapar y correr de regreso al lugar de la presentación, donde pidió ayuda. El cantante ha preferido no hablar más al respecto.

Para protegerse, dicen empresarios, trabajan con una asociación que permite conocer quiénes son los contratistas que los llaman, la mayoría de ellos con años en el negocio de organización de eventos.

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