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nora.marin@eluniversal.com.mx
Apenas se abre la puerta se escuchan las notas de “Cielito lindo”. Más de 30 músicos siguen atentos las señales de André Rieu, quien en sus estudios graba lo que será su nuevo álbum. Saben que tienen visitas, pero nadie pierde el compás; lo conocen bien, la mayoría de ellos lleva trabajando con él desde hace 20 años.
En su vida cotidiana, dice el músico holandés, tiene dos días distintos: uno como éste, de grabación, ensayos y entrevistas, y otro cuando ofrece conciertos, pero siempre con algo en común: la música.
“Si tengo concierto, me despierto, descanso, sólo pienso en el show, que es la meta principal. El otro día, como hoy, tengo grabación de disco, entrevistas, eventos. El que más disfruto es el día de concierto, es hermoso, aunque sienta nervios y prepare y prepare el espectáculo, es emocionante”.
Rieu y su Orquesta Johann Strauss toman un descanso, 20 minutos son suficientes para comer algo y volver, puntuales, a la grabación en sus estudios, ahí donde también se editan los dvd’s, se realizan los artes gráficos, se guarda el equipo y se confecciona el vestuario de los artistas, esto sin contar la línea de productos que llevan su nombre. El director de orquesta, de 67 años, ha hecho funcionar toda la maquinaria para mantener el control y que nada falle.
“La música es mi vida”, expresa, “soy bueno en eso y es bueno ser bueno en eso”.
Pero por encima de la música, hay algo que ama más: el silencio, por eso explica que no suele poner música en su casa.
“Pienso que la música más hermosa en la vida es el silencio, es verdad. Soy un friki del silencio. Me encanta, ¿escuchas eso? (el sonido de la cámara grabando). A eso me refiero. Amo el silencio, es hermoso”.
Aun así, no desdeña ningún tipo de música. Rieu se dice abierto a todo lo que escucha cerca, a lo que sintonizan su esposa y sus hijos todo el día.
“Porque justamente no la escucho, cuando ponen algo digo: ¿qué es eso? Entonces la tomo. Y escucho de todo, mi papá fue más conservador y sólo escuchaba música clásica. No creo que por ser música pop, por ejemplo, sea mala; toda música es buena mientras venga de tu corazón”, explica ya sentado en la sala de su casa, un castillo ubicado en las orillas de la ciudad.
Tampoco subestima la música digital ni la de streaming, esa que tuvo su consolidación desde el año pasado.
“¿Por qué no? Hay muchos artistas que se quejan porque no te pagan por la música en streaming, pero pienso que lo mejor es la música en el escenario, en giras, estando en vivo. Todo esto está bien, la enorme época de las compañías de discos se ha ido. El streaming es una buena herramienta para promoción, pero no para hacer dinero.
“Yo estoy en YouTube en muchas cosas, he sido el número cinco en el canal en el mundo, y nadie me paga, pero está bien, es decir, mientras puedas llegar tan lejos en el escenario haciendo música. Sólo sirve para marketing”, explica el artista conocido por su admiración a Strauss y a ejecutar valses como “El danubio azul”.
Al día siguiente del encuentro, Rieu se reúne con sus músicos en los estudios; habla poco, sólo para aprobar o dar una instrucción. A las 12:00 horas un par de autobuses se dirigen al aeropuerto privado de la ciudad.
En un vuelo charter viajan el violinista y su orquesta a Praga (unas 50 personas), donde esa noche ofrecerán un concierto como parte de su gira. La otra parte del equipo (otras 50) llegó antes a la Arena O2, entre ellos ingenieros, vestuaristas y los chefs a cargo de preparar la comida para todos en el mismo lugar del espectáculo.
Tras media hora de ensayos, todos se reúnen para comer y alistarse. Dos horas después, aparecen en el escenario; ellas con vestidos de princesas y ellos con frac, para tocar música clásica combinada con un poco de popular, aderezada con momentos de humor.
No es propiamente una fórmula: música y humor juntos, asegura.
“Es como soy yo, siempre he sido así. Estaba sentado en frente de mi orquesta de música clásica hace muchos años, tocando la Sinfonía de Beethoven y viendo hermosas chicas en el público, y es así, preferimos tener contacto con la audiencia y crear algo juntos, a tener a una chica durmiendo, eso no”.
Al final del show, la cena está lista, todos vuelven al comedor, más relajados, para compartir sus puntos de vista sobre la presentación.
Así es cada día de su tour, el mismo con el que vendrá a México en septiembre para ofrecer seis conciertos, en Monterrey (21), Guadalajara (24) y la Ciudad de México (del 27 al 30) en el Auditorio Nacional.