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Berlín.— El festival de heavy metal de Wacken, (W:O:A:), en el norte de Alemania, empezó ayer convertido un año más en meca del rock duro, pero ahora atrincherado entre dispositivos reforzados de seguridad por la alerta existente en toda Europa para eventos festivos.
Los primeros centenares de rockeros se concentraron en esta pequeña población de apenas mil 800 habitantes, que hasta el sábado espera acoger a unos 75 mil visitantes y entre cuyos platos fuertes están los legendarios Iron Maiden.
La banda encargada de abrir el programa fue Metalheads, que fue recibida por varios miles de seguidores en la pradera donde está instalado uno de los escenarios del evento.
Las autoridades locales reforzaron los dispositivos de seguridad, de acuerdo a los protocolos extendidos para todos los festivales que se desarrollan este verano, especialmente los que tienen lugar al aire libre.
La alarma antiterrorista regía ya en toda Alemania y se acentuó estos días, tras el ataque yihadista registrado el 24 de julio en Ansbach, cuando un refugiado sirio murió al detonar la bomba que llevaba en una mochila tras intentar ingresar en un festival al aire libre.