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christian.leon@eluniversal.com
Atrás han quedado los días en que sólo se necesitaba de interés y dinero para poder asistir a un concierto o festival de música.
Hoy festivales como el Tomorrowland reflejan que, además de los dos aspectos antes mencionados, se necesita de mucha destreza y habilidad si se quiere ser parte de este fenómeno mundial.
Para muestra, Arturo López, joven mexicano de 23 años, quien desde hace tres años soñaba asistir al festival que desde 2005 se desarrolla en Boom, un pueblito a 30 minutos de distancia de Bruselas.
Arturo había escuchado del festival y deseaba ser parte de este encuentro musical, por ello pidió como regalo de fin de la universidad poder atravesar el mundo para escuchar los beats de los más grandes exponentes del género.
En ese momento, la desilusión llegó a la vida de Arturo, creía que comprar los boletos vía Internet como estaba acostumbrado bastaría para ponerlo un paso más cerca de su sueño. La realidad: ese año no pudo viajar, los boletos se acabaron en cuestión de minutos y su sueño se desplomó.
“Nunca pensé que la magnitud del festival haría que los boletos duraran en línea unos minutos antes de que se acabaran, fue muy feo, me quedé sin fiesta de graduación, sin viaje, sin nada”, explicó López.
Se calcula que año con año más de 190 mil personas acuden a este festival que este año reunirá a dj´s como Armin Van Buuren, David Guetta y Afrojack.
Pese al revés, el joven no se dio por vencido y apenas se reveló el cartel para el siguiente año, preparó tarjeta de crédito y, como Cenicienta, en cuanto el reloj marcara las 12:00 horas, corrió a comprar su entrada al que considera “el paraíso de la música”.
Una vez más no lo consiguió y es que conseguir un boleto para este encuentro es más dificil de lo que parece, pues anualmente peronas de más de 75 países se reúnen en este pequeño poblado europeo.
“En realidad para los latinos es un lugar que es costoso por el tema de los aviones, hospedajes y el propio boleto para entrar, que va de los 300 y en reventa puede alcanzar hasta más de mil euros”, explicó.
Arturo cree ese refrán que dice que la tercera es la vencida y por ello para la edición de este año, que se llevará a cabo del 22 al 24 de julio, puso manos a la obra otra vez.
Consiguió que un amigo belga le compara los tickets (a los ciudadanos de este país les hacen una venta especial) y sólo de esta manera podrá por fin ver cristalizado ese sueño que, dice, sabe que será uno de los más importantes de su vida, pese a que para cumplirlo haya tenido que esperar tres años y desembolsado más de 60 mil pesos.