Pintor, dibujante, poeta, director de cine, músico, intérprete... Son numerosas las fuentes de las que ha bebido Luis Eduardo Aute, un “curioso” irredento que cumple 50 años en la música, a pesar de sus reticencias iniciales, y lo celebra con una gira antológica cuyo repertorio ha sido escogido por sus amigos.
Medio siglo ya, y eso que costó mucho convencerle para que se dedicara a la música...
Y cuesta todavía. Una vez en el escenario intento pasármelo bien, pero cada vez me cuesta más.
¿A qué o a quién no le ha dedicado de momento una canción?
Las canciones, como los poemas, son una manera de hablar conmigo mismo, me invento un interlocutor imaginario y benevolente, que esté de acuerdo con todo le que le digo, y le cuento todas mis cuitas.
¿Qué papel tuvo Massiel en que se dedicara a la música?
La conocí en pleno servicio militar, cuando ella empezó a cantar. Al volver del servicio, yo tenía unas canciones escritas por curiosidad. Entre ellas estaban “Rosas en el mar” y “Aleluya 1”, que le gustaron mucho, las grabó y fueron un éxito en todo el mundo.
¿Entonces ella fue decisiva en que se dedicara a esto?
Creo que era un camino inevitable. Esas canciones ya estaban escritas. Y había un productor de discos, de Los Bravos y Manolo Díaz, que me intentaba convencer.
Sorprende su creatividad a los 72 años. ¿No le falla la inspiración?
Cuando acabo algo, estoy convencido de que será lo último que haga y de que no va a ocurrir nada más.
¿Poeta es distinto de cancionista?
No es poeta quien escribe poemas, sino quien utiliza cualquier medio de expresión y es capaz de ir un poco más allá del espejo, de construir una mirada distinta, un desestatus quo, provocar la sensación de que te quitan el cielo.
Una obra de arte lo es en cuanto que es capaz de rozar esa dimensión inesperada y mágica. En eso, el artista se parece más a un mago que a cualquier otra cosa.
Entonces, ¿usted se siente poeta?
Yo intento rozar ese vuelo poético, otra cosa es que lo logre.
¿Nunca le ha costado dividir su atención entre tanta disciplina?
Desde siempre he hecho esas salidas con diversas amantes, no tengo la sensación de que sean cosas distintas. No entiendo el concepto de disciplina en un acto creativo. Me considero un indisciplinado de las disciplinas.
¿Cuál es su mejor virtud?
La curiosidad. Es un motor con mucha fuerza.
¿No se cansa de que siempre se le pida opinión sobre política?
Me asusta un poco, porque yo me siento tan perplejo como los demás. Soy optimista y creo que se está empezando a estructurar otra manera de entender la convivencia y la política, pero echo de menos en las propuestas el concepto de cultura, que no aparece prácticamente en ningún discurso, cuando un país es sobre todo su cultura.