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cristina.pineda@eluniversal.com.mx
Juliantla nunca pudo salir del pensamiento de Joan Sebastian, cuyo verdadero nombre fue José Manuel Figueroa Figueroa, pues es el lugar que lo vio nacer el 8 de abril de 1951. Aunque desde pequeño mostró interés musical, fue a los 11 años que comenzó a componer formalmente. Pero se le atravesó la idea de ser sacerdote un año después, lo que no gustó a su padre.
Apoyado por su abuela, ingresó a los 14 al Seminario Conciliar de San José, ubicado en Cuernavaca. Lo abandonó a los 17 años decidido a seguir su pasión musical. La falta de recursos lo obligó a emplearse en un hotel en donde aprovechaba para cantar por medio de los intercomunicadores.
Un día laboral en la vida de Joan Sebastian se convirtió en un golpe de suerte gracias a la presencia de Angélica María, quien lo escuchó cantar y le recomendó comunicarse con Eduardo Magallanes a quien buscó en la ciudad de México sin mucho éxito.
Entonces comenzó a tocar nuevas puertas. Seis meses después grabó su primer disco que incluyó el tema “Descartada”, que se convirtió en un éxito. Tras adoptar su nombre artístico, debutó vendiendo 127 mil copias de El Camino del Amor, pero aún no podía vivir de la música así que seguía trabajando, ahora vendiendo autos. Poco a poco la fama comenzó a llegar y empezó a viajar al extranjero para darse a conocer, igual que sus letras y más de 38 discos, que lo avalaron muy pronto como El Rey del Jaripeo, al presentarse primero en corridas de toros para después montar sus propios caballos, tarea que aprendió de niño.
Cinco mujeres han sido pilar fundamental de Joan Sebastian y juntos han procreado a ocho hijos, la mayoría de ellos son ahora todavía jóvenes.
Sin embargo, la felicidad no estuvo siempre presente, pues tuvo que ver partir a manos de la violencia a dos de sus hijos con su primer pareja Teresa, Trigo y Sebastián, de los cuales sólo le quedó José Manuel Figueroa.
Abuelo de siete, mantuvo relaciones que lo ayudaron a sostenerse y que tuvieron como fruto a Zerelea, Julián (también hijo de Maribel Guardia), Marcela y Juliana.
La enfermedad. A lo largo del tiempo logró consolidarse al punto que hoy es uno de los grandes de México.
El poeta del pueblo, como también se le conoció, abatió grandes batallas tanto familiares como de salud. Víctima en cuatro ocasiones del cáncer, el primer diagnóstico se lo dieron en 1999, enfermedad situada en los huesos que volvió a aparecer tanto en 2007 como en 2012. A principios de 2014 decidió retirarse del jaripeo a raíz de una caída durante uno de sus espectáculos.
Sin embargo, durante un show en la ciudad de Zacatecas, anunció que el cáncer le regresó y no lo sabía, por lo que nuevamente se estaba sometiendo a quimioterapias.
“En 15 años he tenido tres embates de la enfermedad. He aprendido a tomar al toro por los cuernos. Como sobreviviente del cáncer sé que podría venir y cada vez será más recurrente, estoy preparado para echarle trancazos cada vez que regrese”, dijo el año pasado.