Es el año en que el mundo del espectáculo se metió a los espacios más íntimos del narcotráfico. El año en que se demostró que lo que sucede en Las Vegas se queda en redes sociales y es difundido sin piedad. El año en que un comentario sobre la importancia del dólar se convirtió en motivo de linchamiento viral.

En suma, 2016 será recordado como la época en que las redes sociales potencializaron el escándalo provocado por los famosos.

Así, Alejandro Fernández vivió lo que parecía una fiesta privada en un antro gay de Las Vegas en donde se sintió en confianza para dejarse tomar una foto con el pecho desnudo y en compañía de dos amigos.

En entrevista con EL UNIVERSAL, el profesor Rubén Darío explicó el impacto de esa imagen en redes sociales cuando se masificó: “El hecho de que se comporte así no va con la trayectoria de su padre (Vicente Fernández) ni con el estereotipo del macho mexicano. La reputación en redes es una circunstancia complicada porque es difícil construirla y fácil derribarla”.

Eso lo comprobó Andrea Legarreta, la conductora de Televisa, a quien le tocó hacer una mención (comentario pagado por un anunciante) en el que explicó junto con Raúl Araiza que el alza del dólar no era culpa de “nuestro gobierno, sino de la desaceleración de la economía china”. La frase que desató el escándalo fue: “No porque suba el dólar va a subir todo lo que consumimos las familias mexicanas”.

Las burlas llegaron a través de memes que la postulaban, por ejemplo, para el Premio Nobel de Economía.

Las críticas fueron tan duras que Legarreta publicó en su cuenta de Instagram un mensaje posteado por la Miss México Wendy Esparza que dice: “Todas las personas que disfrutan hablar mal de los demás o se esconden detrás de una pantalla para criticar... sólo reflejan quiénes son ellos mismos”.

Al día siguiente, publicó un tuit: “¡Entendí que no hay que dar explicaciones a nadie! Los amigos no las necesitan y los enemigos no las creen y las ‘acomodan’ a su conveniencia”.

Pero el escándalo que marcó al ambiente del espectáculo fue el encuentro del narcotraficante Joaquín El Chapo Guzmán con la actriz Kate del Castillo. Es una historia que comenzó en 2012 a través, también, de redes sociales. En ese año, Kate publicó una carta en su Twitter en la que escribió:

“Hoy creo más en El Chapo Guzmán que en los gobiernos que me esconden verdades aunque sean dolorosas, quienes esconden la cura para el cáncer, el sida, etc. para su propio beneficio y riqueza. Sr. Chapo, ¿no estaría padre que empezara a traficar con el bien? ¿con las curas para las enfermedades, con comida para los niños de la calle, con alcohol para los asilos de ancianos que no los dejan pasar sus últimos años haciendo lo que se les pegue la reverenda ching..., con traficar con políticos corruptos y no con mujeres y niños que terminan como esclavos?”

Esa carta se convirtió en el comienzo de un contacto con El Chapo y que tuvo su punto más “caliente” cuando la actriz y el narcotraficante se reunieron junto con Sean Penn para realizarle una entrevista. El objetivo, hacer una película sobre la vida de Guzmán Loera. Las conversaciones entre ambos fueron clave para la recaptura (el 8 de enero) de El Chapo, quien estaba prófugo. Cuando se divulgó la noticia, Sean Penn decidió publicar en The Rolling Stone la conversación que sostuvo con Guzmán Loera mientras que Kate optó por contar su versión en una entrevista con Carmen Aristégui.

“Él (El Chapo) me tomó con su mano, me tomó el codo, cuando pudo haberme tomado de la cintura, cuando pudo haber hecho cualquier movimiento. Y mostró su caballerosidad, porque, ni modo, así es, fue caballeroso, no puedo decir otra cosa”. El lío sigue y tiene, por ahora, a Kate sin poder regresar a México.

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