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Con tan solo 23 años, la francesa Victoire Maçon Dauxerre era una de las top model con mayor demanda del mercado de la moda. Sin embargo no todo era glamour, según cuenta la ex modelo.
"La anorexia bajo las lentejuelas", dice uno de los pie de foto en su red de la ex modelo que se animó a escribir un libro sobre su experiencia, titulado “Jamás se es demasiado delgada. Diario de una top-model”.
La joven que superó la anorexia y desfiló para reconocidas marcas como Alexander McQueen, Miu Miu y DKNY, hoy promociona su libro en redes sociales, un material, que de acuerdo al portal ABC.es, es una crítica argumentada desde la vivencia personal y el sufrimiento que llevó a una niña a estar sometida bajo cánones de belleza creados por la industria de la moda.
Victoire emprende una campaña para advertir a otras personas que buscan convertirse en modelos, que las exigencias del mundo de la moda pueden llegar a ser destructivas.
A los 18 años empezó su pesadilla, ya que los cánones de la belleza la obligaban a tener estrictas dietas, que muchas veces consistían en alimentarse con tan sólo tres manzanas diarias, engañar al estómago con agua gasificada y solo una vez por semana comía proteína animal.
La modelo que revela algunos de los pasajes de su vida, mide 1,78 y alguna vez llegó a pesar sólo 47 kilos, por estas dietas.
"Nadie me dijo que debía perder peso, pero me dijeron: ‘En septiembre harás las Fashion Weeks, la talla es 32-34 y debes caber‘. Es en ese momento cuando tendría que haberme ido", dijo la ex modelo en la presentación de su libro.
Fue una de las 20 top model más requeridas del mundo, pero a un precio muy alto: su salud.
"Un médico habría visto que tenía el pulso extremadamente débil, que perdía pelo, que tenía osteoporosis, que no tenía la menstruación. Cuando se tiene el rostro pálido, casi verde, se ve rápidamente que hay un problema", recuerda la joven, que a menudo solía desmayarse entre desfiles
Algunas de las selectas fotos que comparte Victoire en su Facebook vienen acompañadas de mensajes que hablan sobre los retoques que le hacían a sus fotos para añadirle volumen, ya que tenía las mejillas hundidas y los brazos muy delgados.
Ahora Maçon es talla 38 y ha logrado superar su enfermedad. "Las chicas que siguen trabajando hoy dirán que miento porque quieren seguir, pero no hablan porque no pueden decir nada: hay una verdadera ley del silencio en este mundo", confesó.
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