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El cineasta mexicano Michel Franco volvió hoy a Cannes con un provocativo proyecto, "Las hijas de Abril", que explora los límites de la maternidad y la ética y cuenta con la española Emma Suárez como actriz principal.
El regreso de una madre a México para ocuparse de su hija adolescente embarazada es el punto de partida de una historia con los continuos giros que ya caracterizan al autor de obras como "Después de Lucía", recompensada igualmente en la sección Una Cierta Mirada en 2012.
Presente en Cannes por cuarta vez, tras haber proyectado también "Daniel y Ana" en la Quincena de Realizadores en 2009 y "Chronic" hace dos años en la competición oficial, que le distinguió con el premio al mejor guión, el director y productor llega ahora a la Croisette consciente del honor otorgado.
"Hay quien me dijo: 'Tú ya eres un consentido, pero si aceptaran a cada consentido, las secciones tendrían 200 películas. Al festival le da igual, lo que quieren es el mejor cine, y para mí eso representa mucho", explicó ante la prensa.
Ese regreso, señaló, está impulsado por una cinta "bien compleja para los actores" e igualmente perturbadora para el espectador: "Te genera muchas emociones y contrapuntos, y no es fácil tomar partido de uno y otro lado. Eso tiene que ver con el talento de Emma".
La intérprete madrileña reconoció que puede que sea el rol más difícil al que se ha enfrentado, "en las antípodas" de sus códigos como persona.
Suárez, que ya ejerció de madre en cintas como "Julieta", de Pedro Almodóvar, encarna a una persona "desequilibrada, inestable, egocéntrica" y "absurda", pero, en el fondo, "convencida de su verdad".
Una madre ausente, que cuando toma de nuevo el control de la situación se convierte en el epicentro de nuevos conflictos por sus contradicciones.
"A la mujer se le exige más en la sociedad y se genera esta idea de que la madre siempre está, (...) y creo que no es cierto, que si bien se le exige más y por eso hay muchos casos de padres ausentes, la dinámica típica familiar está cambiando", añadió el director.
Franco explicó que la mujer le parece en el cine un sujeto de exploración más interesante que el hombre, y admitió que "el mundo femenino es un laberinto" del que espera haber salido "bien liberado" en su intento por retratarlo.
A sus 52 años, la película, que navega en el terreno de los grises, le llega a Suárez en una segunda juventud artística, pero en plena madurez personal.
"Estoy en una edad en que es más fácil hacer de madre que de hija, y pienso que las madres ofrecen muchísimas posibilidades para entrar en territorios conflictivos, humanos, para trabajar sobre lo que somos, sobre la identidad, la influencia que tenemos sobre nuestros hijos", apuntó.
La intérprete, que ya rodó en México en 2007 "Todos los días son tuyos", de José Luis Gutiérrez Arias, vivió en ese país un rodaje intenso, por orden cronológico y precedido de una convivencia en su misma casa de la ficción con sus hijas de la gran pantalla, Ana Valeria Becerril y Joanna Larequi.
Satisfecho con su pase de este sábado, Franco confía ahora en que tenga una buena recepción en taquilla.
"No hago las películas para Cannes, aunque tenga la suerte de haber exhibido aquí. Las hago para el público. Las películas son para la gente, no productos para un nicho. Eso sería un error", djo.
Haber combinado en ese objetivo su trabajo como productor y realizador supuso adentrarse en arenas movedizas, pero el director dijo tener la respuesta a la hora de saber cuándo dar por finalizado un proyecto.
"La parte responsable diría 'ya, para', pero al final lo que más funciona es el instinto, la tripa, y eso es lo que más hay que escuchar. Yo busco que mis películas hagan sentir", concluyó el también guionista, que dice no juzgar a sus personajes, sino dejar en la audiencia la extracción de las conclusiones.
rad