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Van pasando los días y poco a poco los periodistas han vivido en persona el proyecto Carne y arena, dirigido por Alejandro González Iñárritu y fotografiado por Emmanuel Lubezki.
EL UNIVERSAL comprobó la genialidad e intensidad del mismo pero también preguntó a periodistas y expertos de otros países del mundo y estas son algunas de las reacciones que tuvieron:
Elaine Guerini, periodista y crítica de cine brasileña, contó: "Pasé miedo, angustia, me sentí de lo más vulnerable, hubo momentos en los que no sabía donde esconderme, ni qué hacer. Me metí de lleno a la historia, me olvidé de que no era real. Es algo impresionante, nunca antes visto".
Y es que como hemos adelantado, el cortometraje de realidad virtual te sitúa principalmente en la frontera de México con Estados Unidos y te rodea de personas que están viviendo situaciones extremas. Sientes la arena en los pies, el viento, las vibraciones de los sonidos de los helicópteros, los flashes de luz.
Para Gudula Moritz, de Alemania, "Fue algo completamente nuevo, sentí mucha violencia porque decidí implicarme en la situación, acercarme a la gente, intentar tocarla y eso hace que todas las historias se vuelvan más complejas, incluso hablé con el policía, le dije que no me gritara, que yo sí hablaba inglés. Me parece un proyecto importante, fascinante", dijo la periodista de televisión.
Y es que el proyecto tiene tal complejidad y maestría que cada persona vive una experiencia diferente según por dónde decide caminar, lo que decide hacer y con quién busca interactuar. Eso sí, siempre en el desierto y siempre como un inmigrante más, algo que hizo sentir muy vulnerable a Kristina Kudelova, periodista Eslovaca. "Me sentí completamente desnuda, que no tenía para donde correr, en dónde esconderme, hacia dónde moverme. Me hizo pensar mucho en cómo es que estas personas puede soportar tanta violencia, tanta horror. Es algo difícil de imaginar pero que estando en este ambiente te hace sentir muy implicada. Estoy muy sensibilizada. Y luego, oír las historias de todas estas personas… es muy fuerte", explicó.
En la instalación también hay detalles muy importantes que complementan la experiencia, como los restos de un muro de aluminio que era parte de la frontera y que ahora ha sido reemplazado por uno de concreto, zapatos de gente que murió en el desierto, mochilas, objetos personales. No cabe duda de que Carne y arena ha logrado lo que muchos proyectos no habían conseguido: volver a hacer pensar a la gente y sensibilizarla desde el lado más efectivo: el personal.
sc