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cesar.huerta@eluniversal.com.mx
Cada día Michel Franco, ganador en Cannes por Después de Lucía y Chronic, desconocía lo que el director Jorge Hernández le llevaría a la oficina.
Era 2014 y Hernández se encontraba filmando Los herederos, una historia donde la violencia cambia la vida de jóvenes de la alta sociedad, acostumbrados a hacer lo que quieran.
Para ello se decidió echar mano de actores de la edad (entre 13 y 16 años) como Sebastián Aguirre (Obediencia perfecta) y el debutante Máximo Hollander, con apariciones fugaces de Úrsula Pruneda (El sueño de Lu) y Mónica del Carmen (Año bisiesto).
El guión se modificaba de acuerdo a las experiencias reales de cada uno de los actores. Y no se rodó de corrido, como es habitual, sino dependiendo las necesidades de la producción.
“Sentí que si lográbamos hacer una película con el realismo y frescura sería bueno”, dice Franco, quien se encontró en la silla de productor.
“Era hacer todo lo contrario a lo que se supone debe hacerse de tener cinco o seis semanas y cuando Jorge se iba a filmar, no sabía yo lo que iba a traer exactamente y conforme pasaba, íbamos planeando cosas nuevas”, dice.
Sí había estrés, reconoce, pero le ganaba el experimento que se hacía.
“El reto era ese y ahora el público dirá”, expresa Franco.
Los herederos estrena en cerca de 20 pantallas el próximo viernes. Su director, el venezolano Jorge Hernández, es el mismo de El búfalo de la noche.
“La película está hablando de qué le estamos dejando a estos chavos que son los herederos del mundo actual, pero también de cómo está cambiando la sociedad y de ciertos valores que se están aceptando como la corrupción y la violencia”, explica el director.
“Más allá de la obra como un hecho artístico, es iniciar una conversación de algo que está sucediendo, esta doble moral en las altas esferas donde se supone que es la vida ideal y que muchos quisieran tener, donde los chicos pueden estudiar lo que quieran, pero hace estas cosas”, agrega.
Los herederos estaba lista desde fines de 2015, cuando se presentó en el Festival Internacional de Cine de Morelia, pero esperó la ventana ideal para llegar a cines comerciales.
Un mafioso. Aguirre califica de pequeño mafioso a su personaje.
“De esta familia rica hasta más no poder, donde sí hay un corrupción tremenda, parte todo de su papá y es un chico controlador, manipulador, y que cuando quiere algo no le importa el obstáculo, pues lo obtiene con sus mañas y otras cosas”, expresa.
La dirección de fotografía estuvo a cargo de Chuy Chávez (Por mis bigotes y Paramédicos) y el vestuario por Abril Alamo (Soy tu fan).
El proyecto fue presentado oficialmente en 2012 como parte de la entonces naciente productora Lucía Films, que también contemplaba las cintas A los ojos y 600 millas, ambas ya estrenadas, así como una serie escrita y dirigida por Michael Rowe, que al final no se concretó.
