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cristina.pineda@eluniversal.com.mx
El sistema en la industria fílmica está cambiando. Para Gael García Bernal, Hollywood ya no es el lugar al que todo actor sueña llegar.
“Hollywood desde hace rato no es lo máximo, no es el lugar dorado al que hay que llegar. Ya es el cine del mundo, de todos los países. No importa qué es lo que vaya a pasar ahí, más bien hagamos más películas en español”.
Esto lo dice porque tras la llegada de Donald Trump a la presidencia de este país, también ha dejado de ser un referente. Dice que no sabe qué pasará con la situación política, porque se viven momentos de incertidumbre, pero cree que la situación da una oportunidad para que los mexicanos reflexionen y se unan. Por ello que es tajante en que los cambios no deberían reflejarse en el trabajo profesional para un latino que haga cine allá.
En cambio, busca mostrar espacios donde lo primordial sea la libertad y las historias creativas, largometrajes que muestren, por ejemplo, lo que él vivió de niño en su antigua Guadalajara.
“Hacemos un cine libre y a las únicas personas a las que les rendimos cuentas son a las que estamos involucradas o a nosotros mismos. Tenemos una noción como público de una cultura fílmica ya bastante grande de todas partes del mundo, yo espero que crezca más. Qué mejor que salgan nuevos talentos, lugares visibles... siendo de Guadalajara habrá un par de películas de la época de oro que he visto situadas ahí, no una moderna”.
Como parte de ese afán por seguir con buenos contenidos estrena este viernes en México el filme Neruda, su segundo trabajo con Pablo Larraín, en donde descubrió más de cerca la figura del escritor chileno Pablo Neruda.
“Conocía al personaje mitológico de forma trasversal. Es un personaje que tenía de haberlo leído en la secundaria, nada más”, contó.
Gael se consideraba un pésimo lector de poesía, ya que sólo se adentraba a textos de forma esporádica. Tras este proyecto no ha parado de leer y es un hábito que conserva todos los días, siendo el género de la poesía uno a los que más recurre actualmente.
“(Neruda tiene) la posibilidad de ser tan grande como una montaña; es el poeta más famoso a nivel mundial del siglo XX y parte fundamental del proceso histórico de América Latina a nivel político en el partido comunista, los viajes y trayéndolo más a México, la experiencia que tuvo acá y que de alguna manera dibujó este lugar esperanzador durante la época de Lázaro Cárdenas. Posteriormente él de alguna manera acompañó el proceso revolucionario. Hay algo ahí que yo no sabía, no tenía en cuenta y gracias a la película tuve chance de ver”.
Con algunas escenas frías y la anécdota de salir adelante al tener que parar por una gran tormenta que les impidió un día de filmación, Gael da vida al policía Óscar Peluchonneau, quien persigue a Neruda por órdenes del presidente Gabriel González Videla, luego de desaforarlo y acusarlo de traidor.
“Es el enemigo que va desde una perspectiva reaccionaria en contra de lo que el otro representa. Tiene un resentimiento muy fuerte porque un pilar del pensamiento fascista es ese, el resentimiento que se tiene a una persona que ejerce su libertad. Cómo puede hablar Neruda del bien común y de arquitecturas de vida que hablan acerca del porvenir, de la bondad y el desarrollo de los humanos cuando en realidad esa persona no puede lidiar con la familia y eso a él lo hace sentirse frustrado”.