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alejandra.musi@eluniversal.com.mx
Pocos imaginarían el gran sentido del humor que tiene el director holandés cuya cinta Bajos instintos pasó a la historia por atrevida y polémica. Sí, Paul Verhoeven es el mismo que encumbró a Arnold Schwarzenegger (Robocop) y a Sharon Stone y que ahora es posible que consiga una estatuilla a una película que nuevamente tiene como personaje central a una mujer con ambiciones, fuerte y capaz de sobrevivir y darle la vuelta a las situaciones más violentas.
Para el director de Elle, el que una mujer esté a cargo de las cosas y sea capaz de tomar decisiones es una virtud, algo que le gusta plasmar en sus personajes femeninos pero que también respeta en la política. Eso queda patente al preguntarle por Hillary Clinton. “No es una mujer débil, si no una mujer dura y eso está bien, es valiente y me gustan las personalidades así”, contó a EL UNIVERSAL meses antes de que se supiera el resultado de las elecciones estadounidenses.
Contrario a lo que Verhoueven pensaba, lograr filmar en Estados Unidos una cinta con una protagonista como ésta fue imposible. “Pensamos que iba a ser una película americana pero fue hasta que empezamos a ver las reacciones de las actrices hollywoodenses que nos dimos cuenta de que no querían hacerla porque era un papel que iba a causar mucha controversia. Fue por ello que tuvimos que mirar hacia Francia y buscar ahí los apoyos. Estados Unidos no estaba listo”, explicó el cineasta especialista en la creación de víctimas que acaban triunfando.
Para Isabelle Huppert, la única estrella que se atrevió a ser Michèle Le Blanc en Elle, “esta es la mayor ganadora de todas las mujeres que ha filmado Paul. En la novela homónima de Philippe Djian en la que se basa la película, la línea entre las víctimas y los verdugos es siempre muy sutil y eso está muy bien logrado en el filme”, dijo la actriz, cuya nominación al Oscar la tomó por sorpresa a pesar de haberse hecho ya con el Globo de Oro a Mejor actriz dramática y recibir decenas de premios internacionales por este personaje.
Acerca de su preparación como Michèle, la actriz parisina contó que en un filme como éste, en el que muchas de las cosas que suceden son situaciones imposibles de predecir, hay muy pocas cosas que se pueden planear.
“Es muy difícil calcular y ensayar reacciones que deben parecer 100% naturales. La única herramienta que ayuda mucho en la creación de este tipo de personajes es el vestuario y el maquillaje. El cómo vestimos dice mucho de quienes somos y nos hace movernos de cierta manera”.
Huppert, sorprendida por su éxito en Hollywood, tampoco dudó en definirse como una ciudadana del mundo. “Soy una actriz francesa que ha tenido muchas experiencias en el extranjero. Para mí el cine es una experiencia que abraza a los cinco continentes y yo soy una ciudadana del cine, me siento una persona internacional”.
Para Isabelle, su trabajo en EU no ha sido diferente a los proyectos que ha hecho en Francia. “Eso se debe a que en ambos continentes siempre he trabajado bajo las mismas expectativas: la de tener un gran director que me aporte algo como actriz. Los proyectos han tenido los mismos objetivos, nunca me he sentido una máquina de Hollywood sino que he conectado con las historias que hemos filmado”, finalizó Huppert, quien hoy es considerada la mejor actriz europea contemporánea.