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cesar.huerta@eluniversal.com.mx
Adriana Rosique, la productora asesinada de acuerdo con las autoridades capitalinas, por órdenes de su propio hijo, fue objeto de un homenaje.
Con la presencia de su hermana Gaby, el evento al que sólo asistieron una veintena de personas, se dio en el marco de una retrospectiva de la cineasta Busi Cortés (Novia que te vea)), organizado por Mujeres en el Cine y la Televisión.
Primero se proyectó el documental Paco Chávez, premio José Rovirosa 2001 en donde Rosique y Cortés trabajaron juntas y después, un video de seis minutos recordando la trayectoria de la productora.
“Nunca la había visto en pantalla grande”, dijo Gaby al término de la exhibición.
“Ella era incansable, demasiado dinámica para mi gusto y me cansaba, ¡no podía seguirle el paso””, recordó Gaby entre risas y lágrimas.
Adriana fue asesinada en septiembre pasado por maleantes enviados por su propio hijo, que ya está preso.
Cuando falleció se encontraba investigando la muerte de Leon Serment, director que fue su esposo y padre de sus hijos, ocurrida semanas antes.
Ambos trabajaron en los proyectos Kada kien su karma y El efecto tequila; se encontraban terminando el documental Hijos de la ruta, sobre los brasileños que en 1970 viajaron dedesde su pais a Guadalajara, en auto, para presenciar el Mundial de Futbol.
Gaby no quiso dar entrevistas, pero pronunció un emotivo discurso sentada desde su butaca a los presentes.
“Me siento contenta de este trabajo, del cariño que le teníaan sus amigos, era una mujer luchona, muy amorosa, con mucho conocimiento.
“Para mí es una pérdida irreparable, pero me siento orgullosa de ella, que se honre su trabajo, su esfuerzo; no había tenido este momento de llorar la situación que nos ha ido rebasando”, apuntó la hermana.
Recordó que si algo distinguió a Adriana, fue su amplio sentido del humor.
“Estábamos en el seguro social y no podían estar dos personas en un cuarto, así que cuando llegó la guardia ella corrió y se escondió tras una columna, no la vieron, cuando se fueron ella salió y lo primero que dijo fue que se había sentido como Ana Frank”, narró Gaby feliz.