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cesar.huerta@eluniversdal.com.mx
Qué haría la gente, pregunta Ana Serradilla, si un día conocieran a su yo del futuro. “Digamos unos 30 años adelante”, sonríe mientras atrás de ella sigue el rodaje de su nuevo filme.
La actriz acaba de bailar en una escena en el interior de un salón, al lado de Cynthia, la ex académica, cerca de personajes interpretados por Christopher Von Uckermann, Leonardo de Lozanne y Esmeralda Pimentel.“¡Estoy deschongándome!”, agrega.
Ella junto con Christopher, protagoniza la comedia romántica Ni un minuto que perder, en la que su personaje se encuentra consigo misma, pero en versión tres décadas después.
¿Su homóloga? Recae en la experimentada Ofelia Medina.
“Ver el trabajo que hace es impresionante, es un honor que ella sea el yo del futuro y que viene al presente a hacer algunos cambios”, expresa.
La comedia romántica es dirigida por Luis Eduardo Reyes (Amor letra por letra) y producida por Jorge Aragón (Ladies’ night).
“Lo bonito del cine es que se tiene más tiempo para construir el personaje y eso me ha parecido interesante”, comenta Pimentel, estrella en la telenovela El color de la pasión.
La tapatía luce lentes y el cabello recogido, con vestido largo y cuando sube para hablar en la fiesta, es abucheada por todos. “Es la secretaria de la empresa y está completamente desconectada de su parte femenina, sin sensualidad y odiada por todos”, detalla.
Ni un minuto que perder marca el debut cinematográfico de Cynthia, la coahuilense intérprete de “Si no estás conmigo” y “Soy”.
Todos han tenido una semana difícil, pues el llamado ha comenzado a las seis de la tarde y terminado cerca de las cinco de la mañana. “Lo venía buscando desde hace tiempo, era mi meta este año, hice muchos casting, hasta que se dio este”, apunta quien encarna a una joven pendiente de las tendencias de moda, aunque no le alcance el dinero.
Así que la veterana en el celuloide es Serradilla, respaldada por 14 largometrajes (Los inadaptados y Cansada de besar sapos) y varias series (La viuda negra y Drenaje profundo).
Han sido dos décadas de trabajo pero cómo se ve en tres. “No lo sé y como que no quiero visualizar eso, trato de vivir el presente y no crear expectativas porque luego te das algún trancazo”.
