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cesar.huerta@eluniversal.com.mx
“Mi hija —cuenta Adela Alvarado— tenía 20 años cuando se la llevaron; me fui y ella seguía dormida, dicen que se fue a las 10 a la escuela”.
Minutos después se escucha la voz de Miriam Carbajal, la chica que presuntamente fue acusada de tráfico humano en Matamoros y enviada a una prisión donde tenía que pagar para que no le hicieran nada.
“¡Las autoridades me entregaron al Cartel!”, recuerda.
Adela, quien ahora vive en la clandestinidad y lleva una década buscando a su pequeña, acusa a las autoridades de tenerla incomunicada por seis meses y las señala de estar coludidas con los secuestradores.
Miriam también subsiste con miedo y sin trabajo, porque nadie se lo quiere dar. Ya demandó a las autoridades por haberle quitado su tranquilidad.
Recuerda que en alguna ocasión, en prisión, vio claramente cómo un migrante de 17 años fue matado a golpes de tabla. Los dos testimonios se verán en Tempestad, cinta de Tatiana Huezo, que forma parte de la nueva edición de la Gira de Documentales Ambulante.
La producción llega con el antecedente de haber sido aplaudida en la Berlinale, donde en su función inaugural tuvo 800 espectadores.
“Ahí les pareció que era surrealista esto que pasa en México”, dice Huezo. “A Miriam la conozco desde la adolescencia, la dejé de ver por años cuando me fui a España y al regresar fue que supe por lo que había pasado; a Adela la encontré y su caso fue interesante para hablar de los que se llevan”.
Con cada una de sus protagonistas, Huezo tuvo una entrevista de cuatro horas. El hilo conductor visual es Miriam en su viaje de Matamoros a Cancún, de donde es. Así que se convirtió en una road movie en la cual cruzaban varios retenes militares y le solicitaban permiso a la gente para que les autorizaran a usar su imagen y evitar, cuando salga en salas, problemas de derechos. “(Los retenes) Dan sensación de guerra, hay muchos, por todos lados”, recuerda la cineasta.