Donald Trump se encontraba en campaña cuando arengaba a sus simpatizantes ofreciendo desaparecer el Tratado de Libre Comercio de América del Norte
, por “injusto” y por ser “el peor tratado comercial de la historia”.

Instalado ya en la Casa Blanca, su discurso se endureció y amenazó con desaparecer el acuerdo el día menos esperado. Así, una mañana anunció su decisión de abandonar el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP). ¿El TLCAN sería el próximo?

Las consecuencias fueron inmediatas: el peso se devaluó, la inversión nacional y extranjera se detuvo; las proyecciones económicas para México se tornaron de un tono gris oscuro. Se temió lo peor mientras Trump no definiera sus intenciones. Al final, en mayo de 2017, el gobierno estadounidense planteó la renegociación del Tratado, la cual comenzó en agosto de ese año.

Las exigencias de la parte estadounidense y la percepción de debilidad negociadora de México generaron turbulencias en la economía. Y no es para menos si entre 70% y 80% de las exportaciones nacionales tienen como destino la nación vecina.

En ese momento comenzaron las lamentaciones de haber colocado todos los huevos en una sola canasta. A pesar de que México es el país con más tratados comerciales en el mundo, su comercio no está diversificado. Por el contrario, es totalmente dependiente de la economía estadounidense.

Ayer, luego de una larga y amarga negociación, se alcanzó un final satisfactorio. México y Estados Unidos lograron un acuerdo comercial preliminar para seguir en la ruta del libre comercio iniciada en 1994. Esta vez la inclusión de Canadá está pendiente; las diferencias con el gobierno de Donald Trump distanciaron en el último momento a la parte canadiense, que ahora revisará los términos del documento para definir su adhesión.

¿Aprendió México la lección? Toda economía vivirá siempre bajo riesgo si las tres cuartas partes de su comercio dependen de un solo mercado. El momento en que ese mercado entre en crisis o llegue un nuevo presidente con un punto de vista radical, la economía del país dependiente entrará también en crisis.

Y hay más: México no puede aspirar a ingresar a un tratado comercial ofreciendo mano de obra barata como su gran arma competitiva, en lugar de apostar a la innovación o industrias nacionales, además de que cierra oportunidades a la población de mejorar su calidad de vida.

El año de incertidumbre llegó a su fin, pero nadie sabe en qué momento el acuerdo podría nuevamente tambalearse. ¿Se aprendió de los errores?

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