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Ante la presencia de miles de migrantes centroamericanos cruzando el territorio con la intención de llegar a la frontera con Estados Unidos, para ingresar de manera indocumentada o solicitar asilo, se escuchan voces de grupos que rechazan la presencia de hondureños, salvadoreños o guatemaltecos en sus localidades. En una manifestación realizada ayer en Tijuana, cientos de habitantes salieron a las calles para gritar: “¡No los queremos!”.
Los mexicanos conocen muy bien sobre actitudes xenófobas porque millones de connacionales las han vivido en carne propia en Estados Unidos, cuando desde mediados de la década de los 80 dejaron el país en busca de mejores oportunidades.
El mal trato a mexicanos en EU, que por años se ha criticado, está comenzando a replicarse contra centroamericanos.
Al país le toca esta vez enfrentar el problema dentro de sus fronteras. ¿Prevalecerá la visión de rechazo e intolerancia o la generosidad que caracterizó a México el siglo pasado?
A lo largo del siglo XX la política exterior mexicana ganó prestigio por abrir las puertas para todos aquellos en busca de refugio o asilo. En la década de los 30 llegaron españoles que huían de la guerra civil y de la dictadura de Francisco Franco, décadas más tarde México se convirtió en el hogar para miles de sudamericanos que salían de sus naciones por la instauración de gobiernos militares. Miles de guatemaltecos también fueron acogidos en Campeche en la década de los 80. Acciones que ahora parecen olvidadas.
A su paso por el sur y centro del país la caravana migrante recibió apoyo de autoridades y de la población. Es cierto que la estancia en ciudades mexicanas era breve. En la capital del país hicieron una escala de casi una semana; se les brindó alojamiento y comida, así como la opción de solicitar asilo y permanecer en la Ciudad. En Tijuana, en cambio, se pronostica una larga estancia. Autoridades de Estados Unidos solo procesan unas 100 peticiones de asilo al día con escasas posibilidades de otorgarlo ante la política antimigrante de Donald Trump.
La autoridad local ha afirmado que no tiene recursos para costear el apoyo a centroamericanos, que podrían llegar a 10 mil en los próximos días, cuando comiencen a arribar otras caravanas rezagadas. La alcaldía ha demandado apoyo federal.
Por mucho tiempo México fue generador de migrantes. Los fenómenos de miles de personas saliendo de sus países en busca de refugio parecían distantes y exclusivos de África y Europa. Quienes dejan su país lo hacen por la violencia y por la situación de pobreza. La tolerancia y generosidad mexicanas están a prueba.