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adriana.reyes@eluniversal.com.mx
Río de Janeiro.— María Espinoza se convirtió ayer en un nuevo referente del deporte olímpico mexicano. Con la medalla de plata obtenida en los Juegos de Río de Janeiro, la taekwondoín escribió uno de los capítulos más exitosos para nuestro país al igualar la marca de tres preseas en igual número de ediciones que hasta ayer sólo ostentaba el clavadista Joaquín Capilla.
Una vez más la sinaloense demostró que no sabe fallar. Aún con toda la presión de una nación necesitada de ídolos deportivos, la seleccionada se metió nuevamente entre las primeras tres al caer 5-1 ante la china Shuyin Zheng en la final de la categoría de los 67 kg.
María, además, continuó con la tradición ganadora de su especialidad, que no ha dejado de cosechar medallas olímpicas desde la edición de Sidney 2000.
“La verdad sí quería el oro pero mi rival nunca me dejó pelear como yo quería”, se lamentó la deportista.
Cobijada por su familia que viajó desde Guasave para verla competir, María encaró su reto histórico en la Arena Carioca 3. Concentrada, Espinoza construyó paso a paso su sueño olímpico hasta asegurar al menos la plata tras vencer en dramático combate a la estadounidense Jackie Galloway en las semifinales.
Fue ahí cuando María se sacudió de la presión y de un parpadeo borró el gesto serio de sus peleas anteriores para sonreir y levantar los brazos en señal de triunfo. La misión estaba cumplida.
Qué mejor momento para entonar el Cielito Lindo en las gradas y corear el nombre de quien por muchos años ha representado la imagen del triunfo del deporte nacional.
Y sí, María es nuevamente medallista, tal y como lo fue hace cuatro años en Londres 2012 (bronce) y hace ocho en Beijing (2008). La veterana de 27 años de edad nuevamente vio ondear la bandera tricolor y demostró que por mucho, es la mejor atleta mexicana del momento.
“No creo que sea la más grande, esa etiqueta no me la puedo poner”.
A Espinoza, Brasil le trae buenos recuerdos. Fue precisamente en Río de Janeiro donde la mexicana se coronó en los Juegos Panamericanos en 2007 y donde ha obtenido algunos de sus mejores resultados. Ayer, sumó uno más.
En su camino al podio, María venció a la filipina Elaine Alora en octavos de final y a la marroquí Wiam Dislam en cuartos. En semifinales finalmente descifró la estrategia de la estadounidense Jackie Galloway (bronce), su verdugo en la final de los Juegos Panamericanos de Toronto para avanzar a la disputa por el oro ante la china Shuyin Zheng.
Los de Río, podrían ser los últimos Juegos de María. Aunque la taekwondoín no lo ha declarado de manera oficial, su madre, Doña Felícitas, expresó el deseo de su hija de culminar los estudios universitarios que quedaron truncados debido a su preparación para un nuevo ciclo olímpico.
Sea o no su despedida del tatami, la sinaloense tiene ya en su poder la etiqueta de la más grande deportista en la historia de nuestro país.
Al igual que hace cuatro años el taekwondo se despide de los Juegos sólo con la medalla de María; Carlos Navarro (58kg), Itzel Manjarrez (49kg) y Saúl Gutiérrez (68kg) quedaron a deber al no lograr ubicarse entre los primeros tres.
“No sólo con subir al podio se demuestra el crecimiento de nuestro deporte, creo que los resultados de Carlos e Itzel también deben festejarse porque se metieron entre los primeros cuatro y eso es algo que muy pocos pueden presumir. Lo que nos queda a nosotros como directivos es mantener el apoyo”, aseguró Raymundo González, titular de la Federación Mexicana de Taekwondo.