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Brasilia.— Carlos Fierro sabe que llegó a Brasil como una “segunda oportunidad que me dio la vida de participar en unos Juegos Olímpicos”. Pero quiere que no se le vea como un salvador de la Selección Mexicana. Mucho menos desea que se le compare con quienes ya se fueron del Tricolor. La razón es una para el jugador del Querétaro.
“No soy Oribe [Peralta]. Él tiene una trayectoria muy importante en el futbol mexicano. Ha logrado grandes cosas y fue desafortundado lo que le pasó. Yo sólo vengo a aportar mi granito de arena para colaborar con el equipo como se pueda”, aclara el volante, quien también podría jugar como delantero.
Fierro, junto a Raúl López, tuvieron su primer entrenamiento con el combinado nacional. Al ser los reemplazos del “Cepillo” y Rodolfo Pizarro, fracturados, vivieron un reencuentro con el resto de sus compañeros. Los dos sustitutos fueron parte del proceso, pero al final no fueron elegidos en primera instancia por el seleccionador Raúl Gutiérrez.
El grupo de jugadores los recibió bien. Bromearon con ellos, les dieron la clásica “pamba” como señal de camaradería y se intentaron poner al parejo en el renglón físico. Ambos volaron más de 12 horas desde la Ciudad de México para hacer escala en Panamá y llegar a Brasilia.
Plática con Lozano. Gutiérrez tuvo una charla que duró varios minutos con Hirving Lozano y Carlos Cisneros, en la última práctica que tuvo la Selección Mexicana antes de enfrentar a Corea del Sur.
El seleccionador les indicó los movimientos que quiere de ellos en el crucial encuentro de hoy. Al “Potro” le gusta que sus volantes abiertos generen desequilibrio para servir a los dos atacantes.
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