Más Información
Pifia ortográfica se cuela en transmisión del debate sobre CNDH; “Dictamen a discución” pasa desapercibido en Canal del Congreso
Delegación mexicana va a la COP29 en Azerbaiyán; promoverá “política ecológica y ambiental humanista” de Sheinbaum
Piden a Sheinbaum estrategia contra promesas de campaña de Trump; “lo va a cumplir”, advierten académicos de la UNAM
heribertomurrieta65@gmail.com
Joselito Adame regresó tumbando caña. El torero de Aguascalientes reapareció en la Plaza México después de un año de ausencia y triunfó en grande ante el mejor lote de la corrida inaugural de la Temporada Grande 2015-2016. Adame toreó por nota al tercer toro de la tarde, un ejemplar de bandera de la ganadería de Julián Hamdan cuyas principales características fueron la bravura, el recorrido y la transmisión. En todos los muletazos hubo relajamiento y desmayo, provenientes de la enorme seguridad que ha adquirido esta nueva figura del toreo mexicano con el paso del tiempo. Su labor fue redonda de principio a fin y por momentos reflejó ese abandono del que hablan los toreros cuando parecen desprenderse del cuerpo durante el ejercicio del toreo. La pieza sirvió para confirmar que el toreo recio y poderoso de Joselito ahora viene acompañado por las buenas maneras. Pena grande que no haya acertado en la primera estocada, porque de lo contrario se hubiera embolsado las dos orejas. El arrastre lento fue merecido premio a la conducta de un toro tan completo que ha puesto alto el listón para lo que resta de la incipiente campaña.
Todo le salió a Joselito. La suerte lo acompañó en el sorteo y también el sexto de la función se prestó para su lucimiento. Este toro de Xajay no tenía tan largo recorrido pero dibujó pases de extraordinaria factura sin retorcimientos ni afectaciones. En esta ocasión mató en la suerte de recibir y recibió dos merecidas orejas.
El arrastre lento decretado por el juez Jorge Ramos fue exagerado. Joselito paseó dos orejas en una clamorosa vuelta al ruedo y salió a hombros en olor de multitud.
José María Manzanares ejecutó una faena riñonuda ante su primer toro de Julián Hamdan, que resultó reservón, complicado y de peligro sordo. No había cabida para las florituras pero el marco fue por demás emocionante. Quedó claro que la sensación de peligro es lo último que debe desaparecer en una plaza de toros. El diestro alicantino recibió una oreja como premio al esfuerzo desplegado. Ante el quinto lució su personal estética, pero fue duramente juzgado tras matar de un involuntario metisaca.
El ‘Zotoluco’ trajo el santo de espaldas. Sorteó un par de toros que no le brindaron prestaciones al veterano diestro capitalino, para el que se brindó poca tolerancia desde los tendidos que registraron un entradón de cerca de 30 mil espectadores.
La corrida cumplió sin problemas en el renglón ganadero, aspecto relevante si consideramos que muchos aficionados le han perdido el respeto al toro que se ha venido lidiando en la Plaza México en los últimos años.