Beijing.— La gloria está a poco más de 40 zancadas y a poco menos de diez segundos. Usain Bolt y Justin Gatlin protagonizarán hoy el momento estelar del atletismo de 2015 cuando se midan en la final de los 100 metros del Mundial de Beijing.
Si nada raro sucede en las semifinales, el Estadio Nacional será el escenario de la carrera más esperada, el cara a cara por el que los amantes del atletismo tanto tiempo llevan aguardando, el duelo entre el número uno de la velocidad y el único que parece capaz de destronarlo.
Bolt, el hombre más rápido de la historia, defiende el título. Gatlin, el mejor del año en la distancia, quiere el trono. El resto de los finalistas no deberían poner en problemas a los favoritos.
“Estoy en buena forma y estoy corriendo bien. Además, mi salida está mejorando. Estoy listo”, señaló recientemente Bolt, de 29 años.
Ayer logró un tiempo de 9.96 en las series, siendo el más rápido de su heat, pero Gatlin paró el cronómetro en 9.83, el mejor de todos los participantes.
“Sé que Gatlin está corriendo muy fácil, pero así son las cosas. No estoy preocupado, espero ser más rápido en la semifinal y todavía más en la final”, añadió Usain aún sudoroso.
“No me tengo que preocupar, sólo intenté ahorrar toda la energía posible. Estoy al cien por ciento”.
A Gatlin tampoco se le vio preocupado, pero advirtió que su gran rival siempre da la talla en las grandes finales internacionales.
“Bolt también fue lento en las series de 2012 [en los Juegos de Londres], después subió el nivel en las semifinales y ganó la final. Tenemos que sentarnos y esperar”, señaló el estadounidense.
“Voy a darlo todo y en la final voy a apretar hasta el final. Veremos qué pasa”, añadió.
Bolt volvió a competir en la ciudad en la que explotó en los Juegos de 2008 ganando los tres oros de la velocidad. Nada más volver a pisar la pista se dejó querer, aplaudió a la grada, y ésta le devolvió el saludo.
Desde 2008 nadie le discutió el reinado del atleta de 1.95 metros y 90 kilos. En total suma ocho títulos mundiales y seis olímpicos. La única gran final que perdió fue en Daegu 2011, cuando fue descalificado.