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Antes del fin de semana pasado, el nombre de Trayvon Bromell no era mencionado cuando se hablaba de los mejores velocistas de la historia. Ahora, al menos por sus tiempos, su cara se une a la de personajes tan famosos en el mundo del atletismo de velocidad como Usain Bolt, Yohan Blake o Justin Gatlin.
Con apenas 19 años de edad, marcó un tiempo de 9.84 en los 100 metros planos de los campeonatos nacionales de su país y se convierte en el décimo hombre mas rápido en la historia de la prueba reina de la velocidad.
Por si eso fuera poco, con esa marca Brommell es ahora el velocista más rápido de todos los tiempos antes de cumplir 20 años de edad.
Bolt, Tyson Gay, Powell y Justin Gatlin, considerados los mejores del orbe hasta ahora, nunca pudieron correr bajo 10 segundos la distancia antes de cumplir dos décadas.
En la historia, sólo el jamaiquino Yohan Blake lo había logrado, pero con un 9.93, peor registro que Bromell.
Bolt, quien posee el récord del orbe en la distancia con 9.58, no bajó de 10 segundos hasta los 21 años.
Para los expertos, un velocista no alcanza su pico máximo hasta que no cumple 22 o 23 años de edad, por lo que Bromell tiene espacio para mejorar.
Por ejemplo, Gay bajó de 10 segundos a los 24, Powell y Gatlin lo hicieron a los 21.
Afectado por muchas lesiones, el corredor de la Universidad de Baylor ya había dejado muestras de talento cuando marcó un 9.99 a los 17 años de edad, aunque ese tiempo no se consideró oficial por las condiciones.
El nuevo chico podría probar que es la nueva cara del atletismo de velocidad en los Mundiales de Beijing donde se verá las caras con Bolt. Y no tiene miedo de hacerlo.
“Usain es una leyenda ahora, pero Dios me puede hacer más grande en el futuro, sólo esperaré que llegue mi momento”, dijo el velocista, quien mide 1.77 metros, considerado muy bajo para la velocidad. Bolt mide 1.95 metros.
“El tamaño no importa, todos dicen que porque Bolt es alto seguirá ganando, pero yo siempre he corrido ante gente más alta y eso no me ha detenido”, agregó.
Las palabras de Bromell podrían sonar excesivas para el que no conoce su historia de ir contracorriente.
Entre los 13 y 15 años de edad se rompió las dos rodillas, luego un antebrazo y se separó la cadera, todo en tres diferentes incidentes.
El corredor dice que en secundaria hacía muchas “tonterías”.
“Una vez intenté saltar sobre un amigo y me desgarré la rodilla. En otra ocasión fue en un partido de basquetbol cuando me rompí el antebrazo y otra rodilla y luego, corriendo, se me rompió la cadera izquierda. Aún nadie sabe cómo ocurrió, pero yo digo que todo pasa por una razón”.
“Sus lesiones le ayudaron a construir su carácter. El éxito no le llegó fácil, tuvo que trabajar muy duro para estar donde está. Él recuerda de donde viene y por eso no pierde piso”, dijo su entrenador Todd Harbour al diario “USA Today”.
Gracias a esa cualidad, no se vino a menos cuando perdió en los campeonatos de la NCAA hace un par de semanas ante el canadiense Andre de Grasse, quien ganó con registro de 9.75 aunque asistido por el viento.
“Sería grandioso ser una leyenda del deporte, pero lo que sé es que Dios me hará una leyenda, aunque no sé si sea dentro de la pista”. Por ahora ya lo es.