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edgar.luna@eluniversal.com.mx
No identificarlo es imposible. Lo ven y dicen es Gabriel, el de la “Ola Verde”, un aficionado recalcitrante y famoso de la Selección Nacional.
Gabriel, empresario en la ciudad de México, lleva 10 años ininterrumpidos viajando a los juegos oficiales del Tricolor “y a algunos amistosos también”. Rusia no podía faltar en su colección de sellos en el pasaporte, el cual está lleno de triunfos y derrotas, alegrías y amarguras.
“Empezamos viajando en las eliminatoria rumbo a Alemania [2006], más en forma rumbo a Sudáfrica [2010] y algunas Copas Oro. En esos viajes nos encontrábamos tres o cuatro personas. Siempre éramos los mismos, así que decidimos unirnos, juntarnos en grupo”, dice... Y así se formó la “Ola Verde”.
La cual hasta tiene sitio en Facebook y Twitter oficial.
“No estamos patrocinados. Hacemos esto por el gusto de venir a ver los juegos, convivir y querer ayudar. Damos tips, recomendaciones. En cada ciudad tenemos ya estudiados qué vuelos tomar, en qué hoteles quedarnos y es más padre venir así, juntarte con la banda”, afirma.
Aclara que “no cobro nada, ni soy agencia de viajes. Si nos dan difusión es mejor, porque así hay más gente que se nos une y nos ayudamos entre todos”.
Su pasión lo ha hecho viajar por casi todo el mundo. Lo más lejos que ha estado de su casa “es cuando fuimos a Nueva Zelanda, en la repesca para el Mundial de Brasil. Ese [viaje] nos costó organizarlo. Sólo tuvimos un mes, pero salió”.
Llegó a Rusia, y “regresaré”, junto con su esposa Adriana, quien cuando puede se pone la camiseta de Jorge Campos y vuela con él.
Esa unión sirvió para que se terminara el grito catalogado como homofóbico por parte la FIFA.