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A punto del papelón estuvo el equipo mexicano, al apenas derrotar 2-1 a Nueva Zelanda, lo que lo pone en primer lugar del Grupo A de la Copa Confederaciones, con cuatro puntos; empatado con Portugal, pero con mayor número de goles anotados (cuatro, por tres de los lusitanos).

Un rústico equipo neozelandés sacó lo peor de la Selección de México. Chato en ideas, desconcentrado, apático y hasta vulgar se vio el Tricolor, al caer en el juego del rival, que con base en empujones, patadas y todo lo que le permitiera el árbitro gambiano Bakary Gassama, puso al cuadro de Juan Carlos Osorio contra la pared.

El colombiano fue exhibido, no sólo con su malograda idea de las rotaciones (ocho cambios de un juego al otro), sino también porque mentó la madre (eso sí, en inglés) al asistente del técnico rival. Imagen que dio la vuelta al mundo.

La buena noticia fue que se ganó con el despertar de Javier Aquino, quien fue un demonio por la banda. También destacaron la consolidación de Héctor Herrera en el mediocampo, los golazos de Raúl Jiménez y Oribe Peralta, así como el regreso de Rafael Márquez. Pero el triunfo tuvo un costo alto, pues Carlos Salcedo dejó el torneo al luxarse el hombro derecho, en tanto que Héctor Moreno está en duda por un problema muscular.

Triunfo que cuesta caro
Triunfo que cuesta caro

México entró dormido a la cancha y Nueva Zelanda lo despertó con base a golpes.

Salcedo se luxó el hombro derecho, quedó tirado en el área, lo que aprovechó Chris Wood —capitán de Nueva Zelanda— para pararse frente a Alfredo Talavera, quien milagrosamente desvió el balón. Los gritos de la banca mexicana pidiendo que se parara la jugada fueron ignorados por los rivales, lo que encendió a Osorio, quien fue a buscar al asistente del timonel Anthony Hudson. Entre los dimes y diretes, al colombiano se le escapó un inesperado “mother fucker”.

Para empeorar, al término del primer tiempo, Wood al fin venció al guardameta mexicano.

La venganza llegaría enseguida. Osorio ingresó a Héctor Herrera y la cara del equipo cambió. Con él como mariscal, las bandas comenzaron a funcionar con Jürgen Damm y Aquino. El extremo de Tigres destrozó a la defensa “kiwi”, poniéndole primero un buen servicio a Raúl Jiménez, que lo concretó de gran forma, y enseguida otro a Peralta. Todo se define el sábado, en contra de los anfitriones.

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