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De no ser por los cuatro trofeos frente a la mesa, la conferencia de ayer en Pumas habría sido la ponencia de un jugador cualquiera.

De pronto, apareció Darío Verón, ya sin la playera o algún accesorio que lo indentificara como una leyenda auriazul. Se sentó, junto a Rodrigo Ares de Parga, presidente del Patronato de club Universidad; Francisco Palencia, técnico; y Sergio Egea, el vicepresidente deportivo. Personajes que hace unos meses decidieron prescindir del defensor paraguayo de 37 años.

Se notó la prisa por acabar lo antes posible con el anuncio. “Hay ciclos que se cumplen y él ya cumplió el suyo. Es hora de dar paso a los jóvenes de la cantera”, expresó Ares de Parga.

Darío tomó la palabra: “Se dijeron muchas cosas de mí y del club, que no eran ciertas. Somos como una familia. En estos 14 años dejé cosas importantes y espero que Pumas siempre gane campeonatos”.

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