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edgar.luna@eluniversal.com.mx
El Infierno está de fiesta. Este día el Toluca comenzará los festejos por sus primeros 100 años de historia, una historia llena de anécdotas, de triunfos y también de momentos amargos.
Al frente de estos festejos se encuentra un joven directivo de apenas 43 años, Francisco Suinaga, vicepresidente ejecutivo, quien ha tomado muy en serio el reto de que esta fiesta no termine en tragedia y que de una vez por todas el equipo rojo sea considerado como uno de los grandes del futbol mexicano.
¿Por qué Toluca no es de los “grandes” del futbol mexicano?
—Es de los grandes. La prensa no sé por qué no le ha hecho justicia, quizá sea por convocatoria, pero ahí están los títulos, el manejo del club... Toluca es un grande.
¿Es verdad que don Nemesio Diez lo rescató?
—Prácticamente. El presidente Adolfo López Mateos (periodo 1958-1964), mexiquense, un día se acercó a don Nemesio [Díez] y le dijo: ‘necesito una gente exitosa, visionaria, apasionada del futbol y que maneje bien el club’ y don Nemesio tomó el reto. A partir de su llegada cayeron los títulos. A partir de ahí el manejo del club siempre ha sido implacable. Aquí no hay deudas, no hay escándalos. Como decía don Nemesio: ‘que el balón ruede a nuestro favor’, y así ha sido.
¿El estar cerca de la ciudad de México le ayuda o le perjudica?
—Toluca no es una ciudad tan grande, se ha convertido en un suburbio de México y quizá eso no ayuda porque los de convocatoria tienen presencia en lo que era el Distrito Federal. Nos hemos modernizado sin perder ni el origen ni la identidad y se comenzó desde la remodelación del estadio [el Nemesio Diez]. La cancha está en medio de la ciudad. Mucha gente pedía sacarlo de aquí, hacerlo más grande, pero también había quienes lo querían en su mismo lugar. No se perdió esa esencia como tampoco se ha perdido en el manejo del club con la presidencia de don Valentín (Díez).
¿Es parte de la política del equipo, acoger a la gente de casa? Antes su técnico fue José Cardozo y ahora es Hernán Cristante.
—La historia, la grandeza y la tradición no se improvisan. No se trata de traer a gente representativa del club sin capacidad. Tanto José como Hernán han hecho un buen trabajo, y sí, sienten al club y eso es un plus. Trajimos a Vicente Pereda [el ‘Diablo Mayor’] el día que presentamos el logotipo de los 100, reconociendo lo que le dieron al equipo.
¿En este centenario, el título es una obligación?
—Es un tema de semántica, pero todos los que estamos aquí queremos la onceava estrella. Hay que trabajar hoy para poner el fin. Hay que ser prudente. Se pone claro el objetivo sin ser obsesión, porque eso te paraliza. Si hay presión, hay compromiso por el título, pero hay que saber lidiar con ella.
¿La gente no presiona de más?
—La afición de Toluca, aunque puede decirse que es fría, no perdona la falta de esfuerzos y es verdad, eso no está negociable. La vara está muy alta, somos el equipo más exitoso en los últimos 20 años. Hemos tenido años gloriosos, récords de goleadores... Como lo dijo [André-Pierre] Gignac, Cardozo es un extraterrestre, hay muchos jugadores que han puesto la vara muy alta.
¿Entonces, qué le falta al Toluca para ser considerado como uno de los grandes?
—No le falta nada y ya lo deberían poner ahí. No hay que voltear a ver qué se dejó de hacer, pero sí revisarlo, no señalarlo. Lo que ya no se hizo, ya se fue y ya pasaron casi siete años del último campeonato. Hoy nos ponemos a trabajar y tomar decisiones claves. Quedarte en el pasado no sirve de mucho. Se ha vuelto competitiva la industria. Es complicado competir contra empresas transnacionales o apoyos gubernamentales... No hay que olvidar que este club está apoyado únicamente por la familia Díez. Se ha encarecido el costo de los jugadores, la infraestructura de los clubes, pero paso a paso hay que ir trabajando, tener clara la estrategia, apegarte a ella y crecer, como ha crecido el Toluca.
¿Este es el año del Diablo?
—Este es el año. Se alinearon las cosas. Está el estadio, un cuerpo técnico muy trabajador, buenos refuerzos. Sí, este será el año.