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daniel.blumrosen@eluniversal.com.mx
Ahí, sentado frente al televisor y a casi cuatro mil kilómetros de distancia, el corazón de Alex Aguinaga se acelera con cada logro de uno de sus más grandes amores.
Uno de los principales símbolos en la historia del Necaxa goza el presente del equipo, que esta noche recibirá al América por la ida de las semifinales del Apertura 2016. Está consciente de que las propias Águilas, los Tigres y el León parecen tener más argumentos para dar la vuelta olímpica, aunque nadie puede impedirle soñar con el primer título rojiblanco en 18 años, sobre todo al ver el desempeño del equipo que dirige Alfonso Sosa.
“¿Por qué no? La pregunta es más esa y no ¿por qué sí? A la final han llegado equipos que se metían a la Liguilla de últimos. ¿Por qué Necaxa no lo puede hacer?”, cuestiona el ex atacante, entrevistado vía telefónica desde Quito, Ecuador. “Tiene la calidad, capacidad, lo ha estado demostrando.
“Eliminó al campeón [Pachuca] y es cierto que en la quiniela siempre han estado [como favoritos] los que tienen un pasado con mayores logros o un plantel mucho más rico, pero ¿por qué no pensar en que Necaxa puede romper todas las quinielas y levantar el título?”.
A final de cuentas, el futbol mexicano cuenta con algunos ejemplos que sustentan la ilusión del hombre que fue pieza clave en las tres coronaciones de los Rayos durante la época profesional: temporadas 1994-95, 1995-96 e Invierno 1998. La actual sensación de la Liguilla no sería el primer caso de un equipo que alcanza la serie por el campeonato poco tiempo después de ascender, aunque sí el primero en hacerlo en medio año.
“Le pasó al León hace poquito: venía del Ascenso y se llevó el título en la Primera División [Apertura 2013 y Clausura 2014]. Fue algo extraordinario, pero se trató de un proceso, un trabajo bien pensado y realizado”, recuerda el hoy director técnico de la Liga Deportiva Universitaria de Quito. “Los directivos lo sostienen en los momentos difíciles y eso también es importante, porque —de repente— nada más vemos el trabajo de los jugadores y el cuerpo técnico, pero detrás de ellos, la directiva también sostiene un proceso y hay que aplaudir tener ese aplomo en los momentos difíciles.
“Se parece mucho a lo del Celaya [en la campaña 1995-96], lo del León, y ojalá que termine más como el León, porque al Celaya le ganamos el título”.
El sitio Transfermarkt.co.uk, especializado en tasar futbolistas, valora al actual plantel hidrocálido en 20.7 millones de dólares, el más bajo en toda la hoy llamada Liga MX. Las Águilas se ubican cuartas (43.4 mdd), pero eso no espanta al ecuatoriano.
“Ojalá sea el ‘caballo negro’ que nadie esperaba, aunque —obviamente— los que hemos seguido al equipo sabemos que ha hecho un torneo muy bueno”, subraya. “Es un equipo que no ha perdido como local y eso le ha permitido clasificar a la Liguilla; ahora está soñando con llegar a la final. Lógicamente, son partidos difíciles, el América tiene a muy buenos jugadores, pero hay que disfrutar esta Liguilla. Para sufrir, siempre hay tiempo”.
Además, encontrarse con ese club que fue “familia” hasta hace algunos años hace aún más especial la primera semifinal del Necaxa en 14 años y medio.
Los cotejos con las Águilas siempre estuvieron cargados de morbo, ya que ambos pertenecían a Grupo Televisa, pero Aguinaga revela que la suspicacia “no nos afectaba, porque sabíamos bien lo que haríamos: jugaríamos futbol y a tratar de ganarle al América.
“Es más, había una motivación extra, porque al considerarnos el ‘hermano menor’, queríamos demostrar que también éramos grandes y, a pesar de que se trataba del segundo equipo de Televisa, podíamos demostrar que era el Necaxa de los 30, cuando era uno de los equipos más importantes del futbol mexicano, y por eso llegamos a donde llegamos”, añade. “Nunca aflojamos, especulamos o pensamos que porque era el América, el equipo de Televisa, y nosotros pertenecíamos a la misma empresa, nos íbamos a dejar ganar”.
Lo que explicó las reñidas batallas entre ambos. Los azulcrema se impusieron en la reclasificación de la campaña 1993-94 y los rojiblancos en la semifinal de la 1995-96. Para la final del Verano 2002, esa que el América ganó en tiempo extra, Aguinaga ya no estaba en el club.
“Quieres demostrar que vales igual o más que el rival. Lógicamente, era el equipo más querido de don Emilio (Azcárraga Milmo), el que más vendía... Hay que ser honestos en ese aspecto”, confiesa. “En la época de los 90 era muy especial, porque eran del mismo dueño. Ahora ha cambiado.
“Lo importante es que todo el mundo va a estar al pendiente de este juego y eso es bonito; tener un rival de esta magnitud es lindo para los jugadores y afición”.
De la que hoy Alex es uno de los miembros más distinguidos, porque la distancia no le impide soñar con ver otra vuelta olímpica de sus queridos Rayos.