Más Información
"Grave error" dejar a Marko Cortés como líder en el Senado, advierte Adriana Dávila; PAN debe desligarse de liderazgos fallidos, afirma
Morena prepara nueva reforma constitucional para prohibir maíz transgénico; "sin maíz no hay país": Monreal
Último fin de semana del 2024 registra 171 asesinatos: SSPC; en promedio mataron a 57 personas por día
Oposición rechaza postura de Morena sobre revueltas por dichos de Trump; “está fuera de la realidad”, acusan
INE debe determinar si Morena puede promover el voto en la elección judicial: Sheinbaum; “importante que todas las autoridades participen”
hector.morales@eluniversal.com.mx
Las suspicacias de un presunto arreglo en la final del Verano 2002 entre América y Necaxa parecían casi naturales. Televisa era dueña de ambas franquicias y las Águilas, favoritas de la empresa, tenían 13 años de sequía anotadora.
De acuerdo a las teorías conspiradoras resultaba lógica que el consorcio de comunicación quisiera que quedaran campeones los azulcrema. Manuel Lapuente y Raúl Arias descartan tal situación. Aseguran que fue limpia.
“Esa situación siempre fue un mito. Cuando estaba con el Necaxa, siempre le ganamos al América. Nadie decía nada como cuando era al revés. Es mentira que estuviera arreglada [esa final]”, señala Lapuente, entrenador de aquellos americanistas campeones.
Los de Coapa se quedaron con el cetro de aquella temporada. En el partido de ida, los Rayos obtuvieron la victoria por 2-0 en un duelo en el que fungieron como visitantes administrativos, pues ambos jugaban como locales en el Estadio Azteca. Las anotaciones necaxistas fueron obra de Víctor Ruiz y Luis Roberto Alves “Zaguinho”.
Para la vuelta, la tensión en el seno americanista estaba a tope. Mas lograron la histórica remontada sobre su “hermano menor”.
Primero descontó en el global Christian Patiño al 58’. Empató el chileno Iván Zamorano en fuera de lugar cuatro minutos más tarde. En aquel momento, existía la prórroga con la regla del gol de oro.
En un tiro de esquina, en tiempo extra, Hugo Norberto Castillo remató de cabeza para definir la serie final a favor del América.
Lapuente alzó los brazos, porque guió a la popular escuadra emplumada a por fin alzar un cetro, después de una malaria insufrible para su fanaticada.
Para reafirmar sus dichos acerca de la limpieza de aquella serie, el veterano estratega recuerda que Raúl Arias y los jugadores del Necaxa estaban “destrozados”.
“Los jugadores necaxistas estaban deshechos. Raúl Arias abandonó el estadio muy triste. Lo que pasa es que estar en el América también significa estar con la polémica. Hay que aprender a convivir con ella”, explica Lapuente.
Manolo hace énfasis en que las victorias de los Rayos sobre las Águilas a mediados de los 90 jamás levantaron suspicacias, pese a que ambas escuadras estaban ya con el control de Televisa.
“Cuando yo estaba en el Necaxa, siempre le ganamos al América. Siempre. Ahí nadie decía nada, pese a que fuimos campeones y le ganábamos al América. Pero es parte de estar en un equipo de la relevancia y peso como el de Coapa”, dice.
Arias, el técnico rojiblanco en ese recordado Verano 2002, admitió tras caer en esa serie por el título que “fue una de las derrotas más dolorosas que se pueden tener”.
Sentimiento que buscó dejar en claro que entre “hermanos” no hubo componendas para darle la corona al América, que en ese entonces estaba sediento de gloria.