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El bigote tiene magia, un hechizo de tres puntos y alegría. De los escombros en que estaba el americanismo, Ricardo La Volpe saca de su chistera un triunfo sobre los Pumas 2-1 para debutar con sonrisa y el puño apretado como técnico azulcrema.
Su sola presencia en el banquillo emplumado tiene un encanto sobre el América (18 pts.), que rompe una racha de cuatro juegos en fila sin ganar en el Estadio Azteca. Pasan 240 segundos y las Águilas ganan el clásico ante los Pumas (17 pts.). El efecto positivo del “Bigotón” en todo su esplendor en apenas segundos.
La cábala funciona. Usa la misma corbata que en su presentación para obtener el favor de la victoria.
Como sombra, la cama tendida a Ignacio Ambriz, anterior técnico emplumado, aparece. La actitud de los jugadores americanistas luce opuesta a la que tenían con ‘Nacho’. Corren, muestran carácter y gustan de mostrar su talento. Hacen triangulaciones, le pasan por encima a los auriazules en cinco minutos.
El primero azulcrema es obra de Pablo Aguilar, quien empuja un balón dejado a la deriva por Alejandro Palacios (2’). Tras 120 segundos, William Da Silva aparece solo para ampliar cruzado (4’). La fanaticada emplumada, extasiada en la tribuna ante la confusión universitaria en la cancha, en el banquillo ocupado por Juan Francisco Palencia y en la grada visitante.
La Volpe aplaude, agita los brazos. Vuelve a ser esa fiera indomable en su zona técnica que manotea, da órdenes y se mantiene nervioso. Sentarse no es su opción, pese a la lluvia incesante. El explosivo estratega argentino mantiene una fidelidad a sí mismo y a un estilo iracundo que le ha dado fama.
Pumas intenta despertar. Consentimiento águila mediante. Los locales apuestan al contragolpe y los felinos se convierten en más ímpetu que talento.
En un tiro de esquina, los auriazules hallan un tesoro, luego de naufragar en la incertidumbre durante 43 minutos de partido. El cobro resulta rematado a por Matías Britos, quien hace un testarazo que pica y techa la estirada de Moisés Muñoz. Un 2-1 al descanso que da esperanzas de un duelo más parejo y más intenso para el complemento.
América se mantiene a la espera de su rival. La Volpe logra que sus dirigidos muerdan lo suficiente para entorpecer a los felinos que se atascan en su imaginación nula para atacar y el lanzamiento de pelotazos sistemáticos.
Las Águilas ganaron su último clásico del torneo regular. Su parcialidad se cree con el derecho a celebrar en la cara de sus máximos enemigos deportivos. Sin que los americanistas hayan arrollado a los Pumas, el triunfo estuvo de su lado. El bigote tiene la magia en el inicio. Habrá que ver si el hechizo dura.
Por lo pronto, gana La Volpe la primera batalla, la que le da credibilidad en Coapa.