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San Salvador.— Juan Carlos Osorio, técnico nacional, llega a la diminuta sala de prensa del estadio Cuscatlán. Hace calor, mucha humedad, y el colombiano suda. El cuarto aún huele a pintura, lo acaban de remodelar.
En cuanto se prepara a contestar la primera pregunta, de la calle comienza a tronar un tambor y el cántico se escucha claro: “Mexicanos, bienvenidos, de aquí no salen vivos”.
Se ha llegado a El Salvador. Osorio hace caso omiso al ruido, se tapa un oído para contestar. Lo toma muy en serio, porque sabe que ha llegado el momento de la reivindicación. “Vamos a demostrar que se ha recuperado el espíritu”, dice, mientras echa un ojo a sus apuntes, de donde da su cátedra acerca de lo que conoce de la selección salvadoreña.
Después de asombrar a la prensa local, Osorio no puede evitar las preguntas relacionadas con el pasado reciente. “Esperemos que hayamos recuperado el espíritu combativo. Creo que vamos a poder demostrarlo”.
El tambor sigue sonando, todo es obra del “Indio Cuscatleco”, uno de los porristas más populares del país, que increíblemente estuvo presente en la práctica mexicana lanzando porras e insultos sin que los comisionados de la Concacaf hicieran algo al respecto.
Osorio se echa la presión a la espalda, sabe que un resultado adverso lo pondrá aún más en la mira. “La tomo con mucha responsabilidad, estar en la Selección es una responsabilidad tremenda”.
Se dice feliz, a pesar de todo lo que se le ha venido encima. “La felicidad va directamente relacionada con el temor a perder, y nosotros vamos a ir con el amor a ganar, no con el temor a perder”.
Cuando acaba de filosofar lanza el reto: “Vamos a salir a ganar, no sé si jugando bien, ojalá sea así”.
El tambor se calla, la batalla ha terminado y parece que Osorio ha salido limpio.
—¿Preparado para toda la hostilidad posible?
“Este es un país civilizado. Hasta hoy nos han tratado bien. Supongo que en el juego, la afición apoyará; los jugadores que están acostumbrados a esto se sobrepondrán y los que no, aprenderán”.
