Más Información
Sheinbaum: En la UNAM debe haber austeridad republicana; estamos dando recursos para escuelas autónomas
Sheinbaum: Sería terrible un “año de Hidalgo” de jueces ante elección judicial; llama a la denuncia pública
Comisión de Presupuesto ofrece al INE un techo de 9 mmdp “hacia abajo” para elección del PJ; instituto pide 13 mmdp
Detenciones de “El Pelón" y “La Garza”, resultado de estrategia de seguridad: Sheinbaum; el plan que tanto critican, dice
Sheinbaum buscará en Cumbre G20 que se destinen recursos a programas sociales; va por recuperar el tejido social
Sheinbaum reacciona a respaldo del Departamento de Estado a Ken Salazar; estamos de acuerdo que debe haber coordinación
Cada vez que sucede una derrota en materia deportiva, resulta común ver la aparición de memes en Twitter y Facebook. Pero son estériles para generar cambios sustanciales, porque se han vuelto una forma inequívoca de desahogo de la inconformidad.
“Las redes sociales son un invento maravilloso, como decían nuestros padres y nuestros abuelos de la televisión y de la radio. Nos permiten estar al día en un montón de cosas, con todo lo bueno y todo lo malo que pasa en el planeta, pero se ha convertido en un medio de catársis”, señala el sociólogo José Miguel Candia.
“Lo terrible es cuando todo se queda ahí [en los memes] y que no se traduzca en voluntad popular, protestas o en el voto que es una forma de manifestarnos, que castiga al partido o a funcionarios deshonestos”, expone el experto.
Tras el 0-7 que la Selección Nacional absoluta sufrió ante Chile, la aparición de los clásicos memes fue una burla de la debacle.
“Miren, lo importante es que tenemos rotaciones”, rezó una de estas imágenes humorísticas con la fotografía del estratega colombiano, Juan Carlos Osorio.
“Yo sólo oía gol, gol, gol...”, decía otra con Javier “Chicharito” Hernández como protagonista.
“El sentido del humor está bien, porque nos reímos de nuestra propia desgracia, pero si no se traslada a una protesta hecha, no sirve de mucho, porque se queda ahí”, explica Candia.
El especialista comenta que en el caso de la administración pública, como es el de la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte, los ciudadanos buscan que desde la presidencia se modifique lo que lleva a los resultados adversos.
Es una especie de adoración directa a los jerarcas que dirigen al país, dice el también catedrático de la UNAM.
“En ocasiones, nos vence cierta tradición de culto al tlatoani, al príncipe como diría Maquiavelo, un clásico de las Ciencias Políticas. Como que esperamos que el Estado haga las rectificaciones”, lamenta Candia.
“Hay una consigna de este gobierno que es poner a ‘México en Movimiento’, pero debe ser en conjunto con la sociedad. La actitud nuestra ante situaciones adversas es mirar hacia el Palacio Nacional o hacia Los Pinos y eso nos ha hecho mucho daño como sociedad”, evalúa.