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Chillán.— Ya se volvió una costumbre, una sana costumbre.
La Selección Nacional Mexicana Sub-17 goleó nada menos que al anfitrión del evento, Chile, por 4-1, y logró su pase a los cuartos de final de la Copa del Mundo de la categoría.
No importó tener todo un país en contra y comenzar el juego abajo en el marcador, porque los muchachos de Mario Arteaga sacaron el carácter y el buen futbol para arrasar con los chilenos y terminar de tajo con la ilusión de toda una nación.
Esta es la sexta ocasión en la que el equipo tricolor pasa a esta fase y la tercera consecutiva. Ahora esperará al ganador de la serie Rusia-Ecuador, para jugar el pase a las semifinales, el próximo lunes en el estadio Francisco Sánchez Rumoroso, de la localidad de Coquimbo.
“Vamos a callar a la tribuna”, fue lo que sentenció Arteaga antes del juego, y al final lo hizo, aunque de inicio, no fue sencillo, porque la selección andina, que no tuvo una gran primera fase, quiso resarcirse ante su gente, buscando que México pagara todas las deudas.
Y al inicio fue así.
El primer tiempo fue rojo, fue chileno, con un conjunto que se ha hecho más con base en corazón que de futbol, gracias a eso, el equipo mexicano fue empujado a su campo, tuvo pocas oportunidades de hacer daño y sufrió en defensa.
El juego se fue tablas hasta casi el final de la primera mitad. Partido cerrado, seco, hasta que explotó con un tanto de Brian Leiva, la estrella del equipo rojo, quien aprovechó una mala salida del portero mexicano Abraham Romero para abrir el marcador.
El estadio rugió por el gol local, pero no pasó ni un minuto para que los mexicanos lo callaran con un desborde de Kevin Magaña que sirvió para la barrida exacta de Claudio Zamudio, quien igualó.
Todo comenzó de nuevo.
Para el segundo tiempo, México dejó de luchar y comenzó a jugar. El aire ya no empujó a los chilenos y comenzó a soplar en la dirección del equipo visitante, ya confiado y paciente, pues sabía que el gol de la diferencia caería de un momento a otro. Cuestión de tiempo.
No cayó sólo uno, fueron tres más que no dejaron duda de quien merecía pasar a los cuartos de final.
Pablo López empalmó el balón de zurda, de “tres dedos” para meter el segundo de México.
Vino la reacción chilena. La defensa mexicana y el portero Romero sufrieron de más hasta que llegó el tercero marcado por Eduardo Aguirre a centro de Nahum López.
El cuarto cerró la fiesta. Ya con el rival desbordado, el lateral Diego Cortés se fue al frente y después de una buena pared metió el balón a la portería con potente disparo.
El estadio Nelson Oyarzún Arenas, de Chillán, terminó volteándosele a su equipo nacional, que lució impotente ante lo poderoso que cerró el equipo mexicano.
Llegó el silbatazo final y Mario Arteaga refrendó sus palabras... “apagamos el fuego”; ahora “vamos por la final”, y ahí “pues tenemos la mala costumbre de ganarlas”, sentenció. Redacción