Gales, liderada por Gareth Bale, fue incapaz de derribar la resistencia de Israel en Cardiff (0-0) y aplazó su clasificación matemática para la Eurocopa de Francia 2016.

El Cardiff City Stadium se quedó sin fiesta. Hará historia el conjunto de Chris Coleman en una de las dos próximas jornadas, pero los preparativos del jolgorio y la confianza en convertir la jornada en un día histórico se frustraron ante el orden del cuadro hebreo, al que el empate le vale de poco.

Gales se quedó a falta de un punto para lograr por primera vez su clasificación para la fase final de una Eurocopa. Le basta con un empate en uno de los dos compromisos que le restan: en Bosnia el 10 de octubre o la visita de Andorra tres días después.

El equipo de Coleman ejerció un dominio permanente ante un adversario ocupado en defender, en mantener su meta a cero.
La salida galesa fue fulgurante. Aunque una advertencia de lo que vendría después. Las ocasiones se acumularon en los primeros minutos, en las botas de Aaron Ramsey, Hal Robson Kanu o Andy King, siempre resueltas por el meta Offir Marciano.

Bale, por su parte, severamente vigilado, solo buscó el gol con tiros lejanos o acciones a balón parado.

Eli Guttman, preparador israelí, pretendió cambiar la dinámica en el descanso. Intentó mostrar una cara más ofensiva. Dio entrada a Tal Ben Haim y a Tommer Hemed, en lugar de Beram Kayal y Eran Zahavi, con la intención de buscar más profundidad a un juego ofensivo que en la primera mitad había sido inexistente. Nada cambió.

Un remate de Andy King de cabeza a la hora de partido que también detuvo Ofir Marciano y un cabezazo de Ramsey al final fueron las últimas ocasiones de la selección galesa, que pecó de precipitación y ansiedad.

El acoso local se intensificó especialmente hacia el área de Marciano. La decepción se acentuó en el tiempo añadido, cuando el árbitro anuló por fuera de juego un gol a Church larga e inútilmente celebrado en la grada.

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