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El Olympique de Marsella vive pendiente de su técnico argentino, Marcelo Bielsa, adulado por los aficionados, aplaudido por la prensa y respetado en el vestuario y en la dirección, pero que todavía no ha dicho si seguirá en el club de la segunda ciudad francesa.
El "loco" dirige desde hace semanas al equipo, controla los fichajes del mercado veraniego y prepara la temporada con total normalidad.
Pero todavía no se ha dirigido a la prensa y los medios especulan con la posibilidad de que abandone de forma abrupta la entidad, como hizo en 1998 en el Espanyol de Barcelona.
Entonces se marchó del club español tras seis partidos para dirigir a la selección argentina.
Ahora, el técnico de Rosario tiene, según el diario "L'Équipe", una oferta para sustituir al destituido Miguel Herrera al frente de la selección mexicana, un país que conoce bien, puesto que pasó por Atlas de Guadalajara y Club América a mediados de los 90.
Además, Bielsa firmó con el Marsella hace un año un contrato por dos temporadas pero con la posibilidad de rescindirlo cuando lo considerara oportuno, por lo que nada le ata al club galo.
Se espera mucho de su primera comparecencia de prensa de la temporada, prevista para el próximo jueves, dos días antes de que el Olympique de Marsella comience su temporada oficial con un encuentro liguero contra el Caen.
Hace un año, en su primer contacto con la prensa, Bielsa, que no quiso ser oficialmente presentado, cargó contra su presidente, Vincent Labrune, a quien acusó de no haber cumplido las promesas de fichajes que le había hecho para convencerle de firmar por el club francés.
Desde entonces las cosas han cambiado mucho a orillas del Mediterráneo. El fútbol que propone Bielsa ha enamorado a la grada, encantada de su juego ofensivo, sin complejos.
No en vano, pese a que solo pudo ser cuarto en la pasada temporada, los aficionados marselleses le consideran un ídolo superior, entre otros, a Didier Dechamps, que llevó al club a ganar la liga en 2010.
Nadie en Marsella se atreve a poner en duda las decisiones de Bielsa y buena prueba de ello es que el club se ha visto obligado a traer a los jugadores que el técnico ha pedido.
Es el caso del central holandés Karim Rekik, de apenas 20 años, que ha llegado procedente del PSV Eindhoven. O del español Javier Manquillo, cedido por el Atlético de Madrid tras un paso poco esperanzador por el Liverpool, donde el lateral derecho de 21 años no llegó a aclimatarse.
A ellos se suman dos veteranos, Lassana Diarra, de 30 años, que llega con la interrogante de su forma tras un año en blanco en el Lokomotiv de Moscú, algo parecido a lo que le sucedió en el Arsenal a Abou Diaby, de 29 años.
El club ha vendido a sus tres pilares ofensivos, Ayew, Gignac y Payet, autores de 51 goles e implicados en dos tercios de los tantos logrados por el equipo en la pasada temporada.
Nadie sabe hasta ahora si es una decisión del técnico o la venta se debe a los problemas financieros que atraviesa el club, que también ha tenido que deshacerse de Imbula, por el que se embolsó 20 millones de euros procedentes del Oporto.
Bielsa sabe que tiene el club en su mano y que la adoración de los aficionados es un arma poderosa con la que puede hacer temblar los cimientos del club.
Con la oferta de México en su poder, el técnico argentino tiene, además, una puerta de salida que puede dejar al Marsella huérfano de su nuevo ídolo