Más Información
Pifia ortográfica se cuela en transmisión del debate sobre CNDH; “Dictamen a discución” pasa desapercibido en Canal del Congreso
Delegación mexicana va a la COP29 en Azerbaiyán; promoverá “política ecológica y ambiental humanista” de Sheinbaum
Piden a Sheinbaum estrategia contra promesas de campaña de Trump; “lo va a cumplir”, advierten académicos de la UNAM
MC pide a “quienes tienen decencia” que voten contra Rosario Piedra en la CNDH; hay muchos “queda bien”: Castañeda
Contra toda lógica, Steelers perdió en Baltimore ante la peor versión de los Ravens desde que John Harbaugh es su coach.
Pittsburgh, que promedió 35 puntos en los seis juegos previos, sólo pudo anotarle 17 a un equipo parchado que llegó a este partido como la decimoséptima defensiva de la NFL en cuanto a yardas aceptadas por juego.
Cuando los Ravens anunciaron a Ryan Mallett como su quarterback titular, la cosa parecía incluso más sencilla para los Steelers, pero Mallett -quien firmó el 15 de diciembre y debutó como titular en Baltimore- completó 28 de 41 para 274 yardas (lo más alto en su carrera) y un touchdown.
Mallett es el cuarto quarterback que usan los Ravens como titular en seis semanas.
Ravens ha colocado a 19 jugadores en la reserva de lesionados, lo más alto en la liga esta campaña.
Pero la defensiva de Baltimore hizo lo que nadie había podido desde principios de noviembre: frenar a Ben Roethlisberger y a esa explosiva ofensiva de los Steelers.
El plan del coordinador defensivo de Baltimore, Dean Pees, era limitar las jugadas grandes de Pittsburgh. Y para ello, Pees usó como base a cinco backs defensivos, incluido el cornerback Lardarius Webb como safety, haciendo pareja con Kendrick Lewis; los esquineros eran Kyle Arrington, Shareece Wright y Jimmy Smith.
El plan funcionó a la perfección, porque Pittsburgh únicamente tuvo tres jugadas de más de 20 yardas en todo el partido.
Los Steelers llegaron a este juego con 67 jugadas de al menos 20 yardas, terceros en la NFL.
Antonio Brown, quien la semana pasada ante los Broncos atrapó 16 pases para 189 yardas y dos touchdowns, apenas sumó siete recepciones y 61 yardas en Baltimore.
Roethlisberger, además, sufrió dos intercepciones, ambas dentro de la yarda 40 de Pittsburgh, y los Ravens convirtieron ese par de errores en 10 puntos.
“Esto puede sonar temerario, pero siempre creímos que que íbamos a vencer a Pittsburgh. Los récords, las anotaciones, lo bien que estaban jugando… nada importa cuando enfrentas a Pittsburgh”, dijo Jimmy Smith.
La derrota deja al equipo del coach Mike Tomlin en la antesala de la eliminación, justo una semana después de haber producido 377 yardas y 28 puntos ante la mejor defensiva de la NFL.
Con el triunfo de los Jets sobre Patriots, son los neoyorquinos los que controlan su destino. Si Jets derrota a Buffalo la próxima semana clasifica a Playoffs. Para jugar en postemporada, los Steelers necesitan derrotar a Cleveland y que los Bills les echen la mano y superen a los Jets.
Lo último que un coach quiere es llegar a la Semana 17 con la necesidad de ganar y depender de terceros para avanzar a Playoffs.
El equipo de Tomlin controlaba su destino, pero esa derrota en Baltimore sólo les da más argumentos a todos sus detractores (que no son pocos). Los Steelers podrían quedar fuera de la postemporada por tercera ocasión en cuatro años.
LA DECISIÓN DE BELICHICK
Le había funcionado una vez, pero en esta ocasión la confianza de Bill Belichick en su defensiva le costó un triunfo a los Patriots.
Tom Brady conectó un pase de nueve yardas con James White a 1:55 del final del tiempo regular para forzar el tiempo extra ante los Jets. Los Patriots ganaron el volado y Belichick había decidido que le darían primero el balón a la ofensiva neoyorquina.
Así fue. Y cinco jugadas y 80 yardas más tarde, Ryan Fitzpatrick lanzó una espiral de seis yardas a manos de Eric Decker para finiquitar el partido.
“¡Gracias, genio!”, encabezó el Daily News, burlándose de la decisión.
El 24 de noviembre de 2014, Belichick también eligió patear primero tras ganar el volado para jugar tiempo extra. En esa ocasión la decisión no fue criticada, porque los Patriots derrotaron 34-31 a Denver.
Desde 2012, cuando cambiaron las reglas de la prórroga en la NFL, sólo tres veces el equipo que ganó el volado decidió patear y dos de esas tres son cortesía de Belichick (la otra fue el 8 de noviembre de 2015, cuando Minnesota pateó y venció 21-18 a St. Louis).
“Le quitaron el balón de las manos (a Brady) y me alegro que lo hayan hecho”, dijo el liniero defensivo de los Jets, Sheldon Richardson.
Brady completó 22 de 31 para 231 yardas, con un touchdown y una intercepción. Pero fue capturado dos veces y golpeado otras cinco, léase la receta de la abuela para vencer a los Patriots.
Brady, quien terminó con rating de 89.6 (la séptima ocasión en la campaña que su índice es menor a 100 puntos), no contó con los lesionados Julian Edelman y Danny Amendola.
Los Jets hicieron un buen trabajo para defender a Rob Gronkowski, quien únicamente atrapó cuatro pases, con 86 yardas y sin touchdown.
Los Patriots deben ganar en Miami para asegurar jugar toda la postemporada en casa.
Fitzpatrick pasó para 296 yardas y tres touchdowns. En las últimas cinco semanas, “Fitz” tiene 13 pases de anotación y una sola intercepción.
Decker y Brandon Marshall atraparon un pase de anotación en el mismo juego por octava ocasión en la temporada, la primera vez que dos compañeros de equipo lo logran en la historia de la NFL.
ENRACHADOS CHIEFS
Kansas City derrotó 17-13 a Cleveland para lograr su noveno triunfo consecutivo y clasificar a la postemporada, gracias a la derrota de Pittsburgh en Baltimore.
Los Chiefs y los Jets en 1986 son los únicos equipos de la historia de la NFL con una racha de nueve victorias y una de cinco derrotas en la misma campaña.
SEATTLE TAMBIÉN RESBALA
En la NFC también hubo una sorpresa que podría cambiar el panorama de los Playoffs.
Los Seahawks podían asegurar la quinta posición en la siembra de la Conferencia Nacional con un triunfo en casa sobre los Rams y una derrota de Vikings ante Giants. Pero ninguna de las dos cosas sucedió.
Los Rams, que no ganaban en Seattle desde 2004, le pusieron un alto a Russell Wilson.
Wilson llegó a este juego convertido en el primer jugador de la historia de la NFL con tres o más pases de touchdown y cero intercepciones en cinco juegos en fila; el pasador de Seattle había lanzado 19 espirales a las diagonales en esos cinco partidos, en los que terminó con un impresionante rating de 143.6.
Pero ayer la defensa de los Rams, coordinada por el polémico Gregg Williams (sí, aquel del “Bountygate” de los Saints), le permitió sólo 289 yardas a Wilson; lo capturaron en cuatro ocasiones, le interceptaron un pase y lo limitaron a un rating de 88.4, su más bajo desde el 15 de noviembre.
Seattle tenía una racha (la más larga de la liga, junto con Carolina) de 25 juegos con al menos 100 yardas por tierra, pero ayer sólo pudo producir 60 yardas por la vía terrestre, incluidas 39 de Wilson.
Christine Michael, quien corrió para 84 yardas la semana pasada ante los Browns (lo más alto en su carrera), terminó con seis carreras y seis yardas. Michael compartió el backfield con Bryce Brown por segunda semana en fila; Brown tuvo siete intentos y nueve yardas.
Todd Gurley anotó en carrera de dos yardas a 10:34 del final, Akeem Ayers regresó un fumble 45 yardas hasta el touchdown y los Rams terminaron con una racha de cinco triunfos de los Seahawks, que podrían caer a la sexta posición en la siembra de la NFC si pierden en Arizona la próxima semana o Minnesota gana en Green Bay la noche del domingo.
Si los Playoffs iniciaran hoy, los Seahawks tendrían que jugar en Green Bay en la ronda de Wild Card y Minnesota visitaría Washington.
Wilson necesita que alguien en el backfield lo ayude.
NO MÁS PERFECTO
En Atlanta, dos semanas después de haber sido humillados al son de 38-0, los Falcons tuvieron un desquite soñado porque le quitaron lo invicto a Carolina, evidenciando algunos puntos débiles de Panthers.
Julio Jones hizo una espectacular recepción en la que de un salto le robó el balón al linebacker Luke Kuechly para completar una jugada de anotación de 70 yardas, el touchdown de la diferencia en el triunfo de Atlanta, 20-13 en casa.
Matt Ryan pasó para 306 yardas y un touchdown, y Devonta Freeman corrió para 73 yardas y una anotación.
Jones terminó con nueve recepciones y 178 yardas, en su mayoría en contra del cornerback Josh Norman, ahora famoso por su pleito con Odell Beckham Jr.
La defensiva de Atlanta hizo un estupendo trabajo al limitar a Cam Newton en 142 yardas; Newton corrió para otras 46, incluida una escapada de ocho yardas hasta las diagonales en la primera serie ofensiva de Carolina, pero eso fue todo el daño que pudo hacerles el electrizante quarterback de Panthers.
Después de ese impresionante drive de 11 jugadas y 80 yardas, la ofensiva de Carolina únicamente pudo producir un par de goles de campo, y uno de ellos vino después de un fumble de Ryan, recuperado por Norman en la yarda 36 de Atlanta.
Con esta derrota y la paliza que los Cardinals le propinaron a Green Bay (38-8), es más que válido el argumento de que Arizona (13-2) es el mejor equipo de la NFC.
Si los Cardinals derrotan a Seattle y Carolina pierde ante Tampa Bay en la Semana 17, los Playoffs tendrán que pasar por Arizona.
Qué loca y hermosa es la NFL.
Nota a Jerry Jones: Brandon Weeden, ese quarterback que tanto criticó y que cortó hace unas semanas, ayer pasó para dos touchdowns y corrió para otra anotación con su nuevo equipo, los Texans, a los que tiene a un triunfo de los Playoffs. Míster Jones, quizá no son los quarterbacks el problema en su equipo de la “Estrella Solitaria”.