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Todos fueron, en su momento, grandes promesas del futbol mexicano que pintaban para ser figuras. Maravillaron en fuerzas básicas, saltaron a la Primera División, al llamado máximo circuito del balompié nacional, donde dieron algunos destellos de su calidad, para después desaparecer.
Todos señalan a los jóvenes futbolistas como los principales culpables... “Y en muchos casos, esto puede ser verdad”, acepta Jesús Ramírez, director técnico campeón del mundo Sub-17 en 2005 y ahora vicepresidente de los Venados de Mérida. “Los chicos llegan hasta donde quieren y no buscan alternativas para conseguir sus sueños, se conforman con lo que tienen, esa es la verdad”.
Pero también suele suceder que no se recibió el apoyo adecuado, pues “muchos directores técnicos no se arriesgan a echar mano de los jugadores que vienen empujando, simplemente porque no quieren poner en peligro su trabajo, eso es válido, porque un técnico vive del resultado y uno malo puede ser la causa de que te despidan”, agrega Ramírez.
También el club tiene su responsabilidad. “Hay quienes no tienen dentro de su filosofía debutar o mantener a chavos, pues no es bien visto para el negocio. El club, el directivo en muchas ocasiones quieren un resultado inmediato”.
Al final pueden pasar un sin fin de cosas a favor y en contra del joven futbolista. “Muchas veces ese no es tu camino, y debes estar preparado para eso, para todo y luchar por tus sueños... porque al final nadie te impide soñar”, precisa Jesús Ramírez.